SAN LORENZO, EL PEOR DE LOS DESTINOS

FUTBOL PROFESIONAL

“No rescato nada positivo hoy (…), no podemos entrar en puntas de pie como entramos. En el vestuario no nos podíamos mirar las caras”. El análisis es de Ortigoza en respuesta a Fabricio Smolar a la salida del Bosque tras la primera derrota del torneo. En verdad, en cuanto a lo futbolístico, poco hay para rescatar en estos días. Cada minuto es uno menos en la carrera más importante que le come los talones a nuestro equipo, la carrera por mantener la categoría en 2023.

La única persona que tuvo los huevos para dirigir al club que queremos pidió dos puestos a reforzar: un cinco y un central. Ayer, con sus pretensiones incumplidas, al cinco lo echaron por doble amarilla en el primer tiempo y el central dejó a Tarragona hacer lo que quiso mientras se tomaba un café. Entonces, propongo hacer un repaso más o menos a ojo de lo que fue nuestro ultimo mercado de pases

No solo no le trajeron a Troglio lo que pidió, sino que además le vendieron a River al cuatro titular. Por otra parte, el tres suplente rescindió por dos monedas y se fue al fútbol cuasi exótico ecuatoriano (y sí, post San Lorenzo uno busca destinos tranquilos no muy lejos de una linda playa, no lo juzgo). Dos de los tres mejores jugadores de nuestra institución en la temporada pasada (2020-2021) están en Boca, el restante continúa su carrera en México. La pelota busca el jugador y el jugador busca respeto. Respeto es plata y buen trato. Ni los hermanos Romero, ni Ramírez recibieron eso de parte de la dirigencia, así que sus carreras están donde respeto les dan. San Lorenzo refuerza, como en los más pobres años de su historia, a Boca y River, ya no de forma triangulada, metiendo a un equipo del exterior en el medio, sino que sin tapujos, de forma directa. Brito y Riquelme te ven en el suelo y lo aprovechan. Como linyera de Constitución, hambriento, sucio y desesperado, vos comes las migajas de las palmas de sus manos.

Ni con el Previaje: San Lorenzo no es destino atractivo para el fútbol. San Lorenzo no paga, no ofrece participaciones en copas, no les da a los jóvenes un ambiente grato (ni compañeros que los ayuden) donde crecer profesionalmente y conserva las exigencias del equipo inmenso que es. Los futbolistas que se quedaron (y se quedan) más tiempo del que su fútbol merece en nuestra institución es nada más que por la deuda que pagará sus jubilaciones. Nadie más puede ser tan idiota o tan malintencionado de pagar lo que San Lorenzo les firmó a Coloccini (retirado), Piatti (ya retirado y con contrato en su momento firmado hasta fin de 2022), Di Santo (en el Göztepe turco), Peruzzi y Cerutti, entre otros.

Por este motivo, las pobres cuatro incorporaciones de nuestro club para afrontar lo que puede ser el principio del fin de una era fueron: la apuesta Braida, comprada a un equipo de la segunda categoría de este país; la incógnita Centurión, con 29 años y un puñado de partidos en cada club en el que jugó; Bareiro, con ocho goles oficiales desde que se fue de San Lorenzo hace casi dos años, y Blandi, con apenas dos goles desde que abandonó San Lorenzo a finales de 2019. Nadie quiere venir a San Lorenzo, nadie lo prioriza, somos el último orejón del tarro en competitividad y condiciones, por eso sólo vienen quienes no tienen donde ir.

Ya habrá tiempo para hablar de la pelota, lo urgente es que San Lorenzo tiene poca plata y la invierte mal, alejando el fútbol del campo de juego y al club de la primera división. Lo que vimos ayer fue lacrimógeno como los gases contra Colón el día de Abal en 2012. Por eso hay que hacer un reconocimiento antes de terminar, hay una materia en la que la gestión Lammens-Tinelli trabaja incansablemente en superarse día a día: vaciamiento.

AUTOR: Matias Buscalia

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 27.982. Periodista. Productor.

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