VICTIMAS DEL VACIAMIENTO – PARTE I

INSTITUCIONAL

El caos económico y financiero generado por la gestión de Matías Lammens y Marcelo Tinelli ahoga a San Lorenzo de Almagro en una profunda crisis que se extiende en todas las áreas de la Institución. Las victimas del vaciamiento son muchas. En esta primera edición, hablaremos de los jugadores juveniles del Club.

Una de las varias razones que explica la delicada situación económica y financiera del Club se vincula directamente con la política de incorporación de jugadores. La llegada de “refuerzos” sin valor de reventa, con contratos de largo plazo y sueldos exorbitantes en dólares ha generado un peligroso déficit operativo mensual y un alarmante pasivo acumulado.

No hay negligencia ni imprudencia. No existe margen para aducir error cuando el error es la norma. En los últimos años la política de incorporación de jugadores pocas veces se relaciona con cuestiones deportivas. Por el contrario, en la gran mayoría de los casos la llegada de jugadores se explica por favores pendientes, compensaciones por deudas impagas, contraprestaciones por préstamos de dinero, acuerdos con los entrenadores de turno o, lisa y llanamente, negociados con representantes.

Este “modus operandi” que genera consecuencias nefastas en las arcas de la Institución, naturalmente extiende sus efectos en la consolidación en Primera División de los jugadores provenientes de las Divisiones Inferiores.

Los pibes se van maltratados. Libres, a préstamo o forzando sus ventas, pero siempre maltratados. Y el foco justificante siempre se posa sobre ellos o su entorno. “No quiso renovar”, “forzó su venta”, “pidió un contrato impagable”, “el representante exigió un dinero que no correspondía”, “no estaba a gusto en el Club”, “está en la joda, mejor sacárselo de encima”. Según el caso, de una u otra manera, la dirigencia intentará instalar un argumento para explicar por qué se van como se van.

La realidad es que la llegada de incorporaciones de onerosos contratos, por las razones previamente detalladas, impone la necesidad de darles vidriera, lo que genera un doble efectivo negativo en los juveniles. Por un lado, pierden terreno a la hora de encontrar un lugar en la Primera División. Por otro, deben ser vendidos para costear la estadía de estos jugadores o cedidos ante la extensa cantidad de profesionales que suma la plantilla.

Ejemplos sobran para todos los casos, independientemente de las valoraciones y los gustos futbolísticos; ventas forzadas y a las apuradas, como las de Marcos Senesi, Nicolás Reniero, Matías Palacios o Adolfo Gaich, a quienes además apretaron económicamente para que aceptaran irse; salidas a préstamo a  clubes o Ligas de segundo orden, como los casos de Nahuel Barrios, Manuel Insaurralde, Rodrigo Contreras, Gabriel Rojas, o José Devecchi; préstamos con irrisorias opciones de compra que luego fueran ejecutadas por los clubes, como los casos de Franco Moyano a Argentinos Juniors o de Tomás Cardona a Godoy Cruz; inclusión de sus pases como parte de pago de incorporaciones, como el caso Emanuel Maciel para la repatriación de Ignacio Piatti (recordemos que también quisieron enviar a Canadá al pibe Nicolás Fernández Mercau, quien en represalia nunca tuvo oportunidades en Primera División); o salidas en condición de jugadores libres, como los recientes casos de Mariano Peralta Bauer y Rufino Lucero.

A esta ecuación peligrosa, que da claro testimonio de una consecuencia directa del vaciamiento económico del Club, debe sumarse la mezquina y cínica estocada final: bajarle el precio a los pibes. La dirigencia, a través de sus microfonitos rentados, instalará la idea de que por los juveniles vendidos no iban a llegar mejores ofertas, o que los chicos cedidos nunca estuvieron a la altura de las circunstancias, o bien que los pibes que se han ido libres realmente no reunían las condiciones para triunfar en San Lorenzo. Entonces, a los pibes que maltratan antes de llegar a Primera y maltratan si llegan a Primera, le asestan un último golpe de gracia cuando finalmente se van del Club.

Ahora bien, quienes intentan estos últimos argumentos maliciosos y desesperados para justificar lo injustificable, omiten que en los puestos de estos chicos desfiló un sinfín de jugadores de dudosa jerarquía y escasos pergaminos para vestir los colores del Ciclón. Y omiten también que todas estas incorporaciones que han traído en los últimos años -por las razones previamente detalladas- al irse de San Lorenzo recalan en clubes de segunda o tercera jerarquía. Y omiten, por si fuera poco, que cuando por estos jugadores llega alguna oferta, la misma nunca se termina concretando, ya que los Clubes interesados huyen al saber los sueldos, primas y premios que paga San Lorenzo.

Por otro lado, ¿cómo valorar futbolísticamente el potencial de pibes a los que no se les dan reales chances de consolidarse en Primera División? ¿Cuántos jugadores surgidos de las inferiores del Club han tenido la oportunidad de jugar 10 partidos seguidos en sus puestos? ¿Cómo proyectar el futuro que podría tener cada uno de estos chicos soslayando el hecho del desprecio padecido por el Club que los formó? Y en otro plano de análisis, ¿qué clase de sentido de pertenencia forja San Lorenzo en estos chicos? ¿Cómo generar vínculos de respeto y cariño con los pibes que son abanderados del producto de nuestras juveniles? ¿Cómo pretender que, aquellos que luego triunfan en la profesión, tengan ganas de venir a retirarse en el Club?

“Hay que cuidar y proteger los pibes del Club. Somos y seremos siempre el patrimonio del Club”. Hace unos días, Gaby Rojas realizó esta declaración de principios en una historia de Instagram. Tan pocas palabras para decir algo tan claro y contundente. Una idea que debiera ser rectora para que el Proyecto de Inferiores no quede en eufemismo. Un bastión para la estructura futbolística y la salud económica del Club. Y un profundo llamado de atención sobre las consecuencias humanas que conlleva el continuo maltrato al que San Lorenzo somete a los juveniles.

Manuel Patricio Astesiano Agote
Para DEBOEDOVENGO

AUTOR: De Boedo Vengo

Agrupación de socios de San Lorenzo fundada en Julio del año 2000 con la convicción de un San Lorenzo más grande, movilizado, en Boedo y como una Asociación Civil Sin Fines de Lucro.

1 comentario sobre «VICTIMAS DEL VACIAMIENTO – PARTE I»

  1. Como socio del Club desde hace años y no debiéndole al Club ni una cuota, dado que la descuentan de mi tarjeta todos los meses quiero decir que me siento estafado. Estafado por Tinelli, estafado antes por Miele, y antes de antes por quienes entregaron Avenida de la Plata. Estafado por los militares, por los radicales, por los peronistas. Estafado.

    Hacia el final de mi vida me llevo los recuerdos más lindos del mundo. La popular con los corta avalanchas blancos de fierro. Los 4 del Bambino a Boca en el primer tiempo. Toscano Rendo, mi ídolo. Mi amor leal a San Lorenzo e incondicional.

    No puede ser que no encontremos uno sano. Una persona que no tenga intereses personales. Necesitamos alguien así.
    De entre los jugadores, ya no hay. Todos han quedado mas o menos manchados o mancillados por las dirigencias. Y los dirigentes han dejado muestras de toda su indecencia y de su pesada carga de segundas intenciones.

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