ANTI-CUERVOS PARTE 2

CULTURA

Hablamos sobre la estructura que domina nuestro fútbol desde hace mas de tres décadas, compuesta por una serie de elementos que conforman un sistema. Dentro de ese engranaje ocupamos un lugar de privilegio que pocas veces reconocemos como algo positivo. Elegimos el enojo y la victimización, o peor aún, la romántica figura del Quijote para plantarnos frente a las injusticias del poder. Nos olvidamos fácilmente de lo que implica San Lorenzo, de su lugar histórico en la AFA y de su desarrollo permanente, un desarrollo que se da hasta en los peores momentos de nuestra existencia futbolera.

Es verdad y abundan los ejemplos, que el Sistema cuida como puede a su “gallina” de los huevos “azul y oro”, que para eso se vale del “sicariado arbitral” y que sus famosos anticuerpos, los referentes de opinión, siempre están atentos para aclarar que Carlitos no quiso fracturar al pibe de Argentinos, sino que “su botín quedó enganchado en la media” de la víctima. Rápidamente se licúa la escena con ocho horas diarias de aire, páginas de diarios y programas de radio completos hablando de lo buen tipo que es Carlitos y listo. El árbitro no informa, el tribunal de disciplina no actúa y acá no se fracturó nadie. Pero hay algo más profundo que el lógico blindaje que goza Bover (que no nos incumbe), y es el desprestigio mediático que recibe San Lorenzo día a día en los principales medios de comunicación (esto sí nos incumbe).

De aquellos cantitos ochentosos dedicados a Víctor Hugo a las complejas operaciones mediáticas que vivimos hoy, mucha agua ha corrido bajo el puente. El periodismo deportivo actual vive una transición crítica entre sus viejos referentes en retirada y los nuevos protagonistas de la información.

Es sabido que los medios tradicionales atraviesan una crisis existencial con el avance de las plataformas digitales. Nuevas alternativas que le ofrecen a cada persona la chance de ser un canal de contenidos en sí misma. Por esta razón la comunicación se bifurca de forma horizontal y se vuelven protagonistas cuentas de Twitter, de Instagram o de You Tube compitiendo con los nombres propios del medio.

Este protagonismo digital podría haber sido una revolución comunicacional, con miles de “lobos solitarios” refutando la opinión vertical, sin embargo los grandes actores del mundo digital no han logrado aún llevar su popularidad a medios masivos cuando casi todos los referentes del Sistema cautivan miles de seguidores en sus redes sociales, respaldándolos con horas y horas de aire en sus respectivos shows. De esta manera el Sistema amplía su campo de acción.

Hipótesis, elucubraciones, operaciones… queda en cada uno qué creer y a quién creerle.

En este contexto se vuelve imperioso ejercer una comunicación más clara, directa y vertical desde San Lorenzo hacia el socio a través del periodismo. Es imposible pensar en un club de vanguardia sin presencia en plataformas alternativas pero esa visibilidad debe ser en primera persona. Ni el presidente en su cuenta personal (mirando el amanecer), ni sus periodistas afines, deben comunicar en nombre del club.

Si San Lorenzo no cuida los detalles y comunica su potencial de un modo más efectivo se desdibuja. Su imagen se vuelve difusa, se va quedando “afuera” de la consideración mediática, la marca pierde peso. Eso sumado a que lo único que mostramos son miserias y los cinco minutos que nos dedican los medios nacionales solo sirven para mostrar lo mal que estamos. Esa es la imagen imperante. Del club no hay moral para responder, por ende se vuelve costumbre cuestionar nuestra grandeza, volverla un hito folclórico del fútbol antiguo, una mera tradición.

Son muchos los potenciales que podemos explotar institucionalmente para proyectar un futuro mucho mas auspicioso. En materia de comunicación está todo por hacer. No hemos explotado la asociación espiritual de San Lorenzo con el Papa Francisco, ni la hermosa locura de Viggo, ni la obtención de la Copa Libertadores, ni la vuelta a Boedo. Hemos despreciado situaciones inmejorables para revalorizar la imagen del club, sin embargo abrimos sus puertas para mostrar heridas de vestuario, cheques rebotados, juicios evitables, o por ejemplo la aprobación por Asamblea de Socios de un vaciamiento sostenido y demostrado. Que puertas adentro todo quede en la nada, no quiere decir que puertas afuera no nos juzguen con sobrados argumentos.

Nos quejamos a menudo por el maltrato del periodismo, pero con esta nueva cultura digital podemos discernir qué propósito tiene quedarnos en esa queja histórica mientras ofrecemos una imagen institucional desdibujada y con poco brillo.

Queremos para San Lorenzo el respeto que se ha ganado en la historia, ese respeto que rifamos cada día.

AUTOR: Claudio Leonel Diotallevi

Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo nro. 16.883. Coordinador de Contenidos Audiovisuales en Torneos.

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