EL SUEÑO DE LORENZO MASSA

CULTURA

La historia de San Lorenzo nace de la mano de un hombre que quería sacar a los pibes de las calles, darles techo, cama y comida y un oficio. Puso la primera piedra, el resto se fue dando casi con tantos aciertos como errores. Para saber sobre la piedra fundacional, tenemos que ir ahí, donde ocurrieron los hechos. Por ello, hablamos con Federico Tirelli y Belén Gorrochategui del Oratorio San Antonio.

En 1892, la Sra. Ramona de la Candelaria, probablemente mujer o hija de terrateniente, donó a los salesianos unos terrenos en Almagro con una condición: que se levantara allí una capilla en honor a San Antonio de Padua. Aunque no había mucho consenso, finalmente el 12 de junio de 1904 se concluye la capilla y es bendecida. Para ese entonces, tanto la capilla como el oratorio estaban bajo la guarda del Padre Luis Vaula, en 1905 pasó a manos del Padre César Ceccotto y en 1908 el padre Lorenzo Massa, nombre conocido si los hay, fue designado como “encargado del Oratorio San Antonio de Padua”.

Nacen los Forzosos de Almagro

En México 4050 el Padre Lorenzo tenía un propósito salesiano: sacar a los pibes pobres de las calles y darles un quehacer, un propósito y un sentido. Se la pasaban afuera, jugando, corriendo y divirtiéndose entre ellos, lo que despertó en Lorenzo una idea: invitarlos a jugar al fútbol. Pateaba las calles de Boedo en busca de pibes que quieran jugar al “foot-ball”, aquel deporte que trajeron los ingleses del ferrocarril.

Frente a esa posible situación de peligro, Lorenzo invitó a los chicos a jugar a un lugar más seguro y ese lugar fue el patio del Oratorio.

“Hijo e tigre”, les dejaba el espacio para jugar a cambio de que participen en catecismo y misa. Y así sucedió: el primer equipo de fútbol que nació ahí fueron “los Forzosos de Almagro”. El Padre Lorenzo hizo popular lo novedoso. Y hoy, aquello que nació con su respaldo, sigue de pie con acciones que representan las bases del Padre Lorenzo Massa.

Cumplir con el sueño salesiano

Para conocer el camino que hizo el Oratorio, Federico Tirelli, representante legal de San Antonio y director de la Primaria; y Belén Gorrochategui, coordinadora pastoral, psicóloga y profesora de las Ciencias Sagradas, nos recibieron en el Oratorio para contar cómo funciona, cómo se atravesó la pandemia y cómo es el vínculo de la institución con San Lorenzo.

Federico: El oratorio no es una iglesia. Don Bosco traía a los pibes en situación de calle y los llevaba a un lugar que él denominaba el “oratorio”. 

Belén: En la ciudad de Turín, contexto de guerra, había muchos pibes perdidos. A pesar de que el contexto de la época era anticlerical, lo que Don Bosco hacía con los pibes resultaba. Fue muy significativo, incluso para las autoridades de ese momento.

Federico: Su carisma era por los pobres, o los pibes más desprotegidos. De Italia viene a Argentina, a la Patagonia. Llegan los misioneros y se desparraman por todo el país. Los salesianos empiezan a buscar a los pibes más pobres y las obras. Esto es Casa Salesiana San Antonio porque tiene un montón de expresiones. Esto es escuela, es oratorio, es comedor comunitario, apoyo escolar de la comuna…  En ese contexto, a Lorenzo lo mandan del San Francisco a la capilla y él se encuentra en 33 Orientales donde pasaba el tranvía, e invita a los pibes a hacer oratorio y ahí comienza a empoderar la vida de los pibes. Esos pibes toman tanto protagonismo que terminan haciendo el club, acompañados de Lorenzo.

¿Qué significa hacer oratorio?

Federico: Nuestra experiencia institucional es una experiencia de oratorio, nosotros vivimos en clave oratoriana. Significa que nuestro espacio es para los pibes. Primero para empoderar sus vidas y que ellos sean protagonistas de sus propias historias; y segundo, transformar sus corazones más allá de las vulnerabilidades en las que están. Todas nuestras experiencias están destinadas a los pibes. De hecho, en nuestro comedor comunitario tenemos prioridad a las familias con chicos. Si viene un hombre solo, los mandamos a otro comedor por la zona. Nosotros atendemos a 300 y pico de personas. 

Belén: Cerca de 42 familias que retiran comida todos los días y que participan del comedor. Y hay familias que por cuestiones de distancia retiran alimentos cada quince días

¿Trabajan con otras organizaciones?

Belén: Siempre se nos propone trabajar en red. No solamente con las otras casas salesianas del barrio, sino también con otras organizaciones. Al priorizar la vida de cada familia o cada pibe, el trabajo en red es clave. Somos conscientes de que los desafíos son muchísimos y que en un comedor se entrecruzan otras vulnerabilidades y muchos otros derechos vulnerados.

Federico: El comedor comunitario y el apoyo escolar lo hacemos nosotros, pero está en el registro del Gobierno de la Ciudad. El apoyo escolar es para toda la comuna 5. El último vínculo que hicimos fue con la agrupación Homero Manzi. Articulamos subsidios habitacionales y alimentos; con los chicos de la Casa Vitalicia también hemos hecho muchas cosas juntos, actividades y demás; con Lorena Allioni fue desde prestar la parrilla para el día del Niño en Avenida La Plata, hasta articular juguetes o comidas o ver de qué manera podemos trabajar juntos. Lo mismo con Casla Social.

¿Cómo les afectó la pandemia?

Federico: Las actividades de presencialidad que van por fuera del comedor se pararon todas y el comedor explotó por la demanda de  gente por dos motivos: 1, por la situación particular del corte de changas. Nosotros no atendemos situación de gente en calle, eso lo hace San Carlos. Sí, familias. El año pasado fue todo. Los comedores de los clubes que están en la zona cerraron, las agrupaciones cerraron y algunos comedores comunitarios también. Hemos llegado a tener 1000 personas diarias con dos cocinas funcionando al mismo tiempo. 

Nuestro comedor sale del asistencialismo puro. Un adulto responsable de cada familia tiene que venir a cocinarle al resto. Cualquiera que pueda, mayor de 18, tiene que venir una vez por semana. Se hacen equipos de cinco personas y todos los días cambian los equipos y tenemos dos trabajadoras sociales.

Belén: Les permite sentir de otra manera. Quizás uno entra por la puerta del comedor y se termina sintiendo en casa. Comparten lo bueno y lo malo. Se va generando un espacio donde se vive la familiaridad desde otro lugar.

¿Qué actividades se realizan actualmente? 

Federico: El oratorio ahora es un espacio de juegos y catequesis. Además del trabajo en valores con pibes entre los 7 y 16 años como destinatarios de la actividad. Tanto el Oratorio como los exploradores son experiencias sostenidas por los mismos jóvenes, no hay adultos metidos adentro. Después tenemos apoyo escolar y escuela deportiva que tiene fútbol, gimnasia rítmica, atletismo, básquet. Tiene de todo y está dividido toda la semana. Después está la experiencia de la Capilla, que tiene catequesis y la confirmación. Tenemos misa sábado y domingo, y ahí están las cenizas de Lorenzo Massa.

Las cenizas de Padre Lorenzo se encuentran en la Capilla. Alguna vez, en un delirio absurdo dirigencial, quisieron trasladar sus cenizas desde el Cementerio de la Chacarita a la Ciudad Deportiva, una especie de repatriación que no parecía cerrar por ningún lado. Lorenzo es de Boedo, de Almagro, de cada callecita que recorrió para sacar a un pibe de la calle. De Boedo Vengo juntó firmas, las suficientes para que las cenizas de Lorenzo Massa terminen, finalmente, descansando en el patio de su casa

En nombre del Padre Lorenzo

Federico: Lorenzo Massa fue un soñador, por donde pasó generó propuestas. Los exploradores, primero. San Lorenzo, después. Se fue a Tucumán e hizo la primera escuela Técnica que se llama Padre Lorenzo Massa que es enorme y está dentro de una Casa Salesiana; después se fue a trabajar a Chile. 

Belén: El Padre Lorenzo Massa es un lugar de referencia permanente. Tanto el origen común, como la perspectiva que vamos a abordar. Es desde donde queremos hacer las cosas y tratando de replicar lo que hizo él por los pibes. La escuela está en esa clave. 

¿Qué tipo de vínculo tiene el Oratorio con San Lorenzo?

Federico: Han venido algunos de los jugadores, pero por cuestiones muy puntuales. Todo esto antes de la pandemia. Durante la pandemia hemos coordinado con Lorena y Karina  (CASLA Social) y articulamos ayuda y publicidad. También ha venido Damian Stazzone, vino a cocinar con Magui, la jugadora de hockey. Colaboraron, armaron bolsones, hicieron una movida con los deportistas para poder colaborar también con dinero el año pasado. El año pasado paraban autos y decían «soy de la peña no sé qué y me dijeron que te traiga alimentos porque necesitaban» y bajaban alimentos. Nos han mandado dinero hasta de las peñas del exterior. Gracias a eso empezamos a construir un convenio para generar una mesa de trabajo educativo social para que, juntos, podamos potenciarnos como instituciones y cumplir con el sueño que tenía Lorenzo y así llegar a los que más lo necesitan.

Belén: San Lorenzo se encargó de publicitar para que nos lleguen las cosas. Convocó a muchas agrupaciones, deportistas y personas. Nos pasaba de recibir que los vecinos veían la fila y era tal lo que se generó que, de alguna manera, ese vínculo que generamos con el barrio tomó más relevancia.

¿Qué significa el Oratorio para el club y San Lorenzo para el Oratorio?

Federico: El vínculo hay que seguir construyendo. Hoy el vínculo es histórico, pero hoy hay que recuperarlo, traer esos signos de esa historia a lo que cada uno hace. San Lorenzo tiene una movida social importante, San Antonio en el barrio también. No podemos ir desparejo porque somos la misma historia. El vínculo hay que traerlo. Yo siempre digo: volver a Boedo es volver a casa. Es volver acá, a este patio donde nació San Lorenzo. Es la misma capilla, las fotos están puestas ahí. Y es Lorenzo quien consigue los terrenos de Av. La Plata y hay algo de eso… El patio que soñó Lorenzo arrancó acá (en el Oratorio) y termina en Avenida La Plata. Es importante la retroalimentación de las instituciones.

AUTOR: Florencia Restucci

Colaboradora en DBV. Socia de San Lorenzo nro. 41.760. Directora de El Numeral. Licenciada en Comunicación.

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