EL NUEVO GASÓMETRO YA ESTÁ

TRIBUNA

Quienes forjamos nuestra historia como hinchas creciendo en los años 80 y principios de los 90 llevamos marcado a fuego un dolor de ausencia, que a la vez fue una gran ilusión hasta transformarse en realidad y que puede resumirse en dos palabras: la cancha.

Pertenezco a la generación más sufrida de hinchas de San Lorenzo. Nos tocó de muy chicos vivir el descenso, y atravesar todo nuestro ciclo escolar primario y secundario sin salir campeones. Pero lo que particularmente más sufrí fue el desarraigo, el carecer de cancha propia y tener que jugar de locales en estadios tan ajenos como hostiles. También pertenezco a la generación que de una manera conmovedora fue transformando todo aquel dolor en amor, en incondicionalidad y en ilusión, a la par del avance de las obras de lo que sería el Nuevo Gasómetro.

Las canciones en la tribuna fueron un fiel reflejo de todo ese proceso. Con el regreso de San Lorenzo a Primera, cuando la posibilidad de volver a tener estadio era más que remota, nuestra gente creó un hermoso himno, una declaración de amor más allá de cualquier infortunio. «Aquí está La Gloriosa hinchada de San Lorenzo, la que no tiene cancha y se bancó el descenso… A pesar de los años, los momentos vividos siempre estaré a tu lado, San Lorenzo querido”…

Años después, cuando comenzó la obra con los pilotes de la Platea Norte, mientras San Lorenzo hacía las veces de local en Ferro, el ingenio sanlorencista lo hizo otra vez. «San Lorenzo se cansó de pagar el alquiler, nos borramos de La Boca, de la Quem* y de Liniers… En Liniers no se bancaban que lo quieran al Ciclón, de La Boca nos borramos, no aguantábamo’ el olor… Ahora estoy en Caballito, vamo’ a pagar el alquiler por un ratito… Papá empezó los escalones, vamos a ver quién va a venir al Bajo Flores«…

Ya hacia fines de la década del 80 y con la Platea Norte erigida, nace una canción emblemática que se entona hasta nuestros días. «Soy de San Lorenzo, sí señor… ¡Qué loco soy! Con esta hinchada yo te quiero ver campeón, ¡vamos Ciclón!”… El Nuevo Gasómetro ya está… vamo’ a ganar, en cancha nueva otra vuelta quiero dar… De frente march«…

Luego de las elecciones de 1989, la obra entró en un parate. Como toda la vida, La Gloriosa le puso letra y música al momento apelando al hit que popularizaba el cantante bailantero Alcides, en una rara mezcla rara de dolor por no poder terminar el estadio y de ese orgullo que siempre tenemos de ser cuervos. «Todos, todos tienen cancha… unas de cemento y otras de tablón… Pero, no me importa nada… No tienen la hinchada, que tiene El Ciclón«…

Para 1992 se retomó la obra con el inicio de la construcción de la tribuna local, y durante ese año fuimos locales en la Quem*. Las canciones temáticas no tardaron en llegar con la certeza de que eran nuestros últimos tiempos sin cancha propia. «Llora el Tomás A. Ducó, llora el Tomás A Ducó… No se llena más, ya se va El Ciclón«…

Hay un caso llamativo con un tema de aquellos tiempos que tiene un comienzo y diferentes finales, según la ocasión y el rival de turno. «La tribuna visitante, no la vamo’ a levantar… Si total al Bajo Flores, nadie va a poder entrar» fue la versión original, que luego se modificó con dedicatoria a los roñosos. La estrofa final pasó a ser «vamo’ a poner cuatro sillas cuando venga Hurac*n«. En un partido contra Platense, en tanto, el final mutó a «vamo’ a poner dos banquitos cuando venga el Calamar«. Y cuando el rival fue Rosario Central, hinchada muy amiga por entonces, el desenlace de la canción derivó en «cuando vengan los canallas, pueden ir a la local«.

Para mediados de 1993 la obra estaba muy avanzada y ya había una fecha certera de estreno: el 16 de diciembre sería el día tan anhelado por todos los sanlorencistas, sobre todo para los de mi generación. En ese marco y en un viaje en micro, nace del ingenio de mi amigo Pablito Ríos una canción sublime, inspirada en “Presente” de Vox Dei, que resulta una pintura exacta de lo que sentíamos por entonces. «Todo comienza al fin, el cuervo es alegría… Volvemo’ a ser local, ya llega el día… Tenés que comprender, el alquiler se termina, la cancha de Hurac*n va a estar vacía… Decían que El Ciclón, nunca terminaría la cancha en el Bajo y se reían… Y ahora lloran todos, todos los quem*ros, velorio en la Quem* y fiesta en Boedo, donde todo el año es carnaval«…

A 28 años de su inauguración, conmemoremos con fervor las alegrías que vivimos en el Bidegaín. Porque hoy tenemos el sueño y la obligación de levantar otro gigante de cemento en Avenida La Plata al 1700, pero también la certeza de que ningún cuervo volverá a vivir el desamparo de carecer de cancha propia.

 

AUTOR: Hernan De Luca

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 19.105. Chef profesional.

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