CHARLA TÉCNICA

TRIBUNA

Luego de otra decepcionante actuación de San Lorenzo, llegué a la oficina para escribir algunas líneas, pero me las terminé tomando. Estaba en eso, cuando entró mi secretaria, teléfono en mano, tocándose una teta

– “Perdón Yanina, ¿te apreté mucho las gomas anoche?”, intenté disculparme…

– “Nada que ver, tengo al Mánager en línea, quiere hablarte, necesita urgente tu ayuda Veedor”…

El llamado me sorprendió, tanto él como mi secretaria saben que no atiendo colorados, rengos, ni mitómanos de Avellaneda. Para mufas me alcanzan y sobran los desdentados del basurero cuando de pedo juegan en Primera. Pero la situación de San Lorenzo es caótica, el tiempo apremia, así que decidí hacer una excepción. Realizando el ritual obligatorio para neutralizar la desgracia, recibí la llamada.

“Perdón Veedor, te estás tocando un huevo, ¿te mordí muy fuerte anoche?” Yanina me acercó el teléfono mientras me devolvía la inquietud con una pícara sonrisa.

Del otro lado de la línea, el colorado que rajaron de Central por vago y que vino a chorear a San Lorenzo de la mano del oportunista con cara de buen yerno rogaba por una ayuda.

– “Hola Veedor, sé que me dejaste en claro que no querés saber nada conmigo, pero se viene el clásico, el pelón me acaba de renunciar y acá quieren que se vayan todos, realmente necesitamos que nos des una mano” …  

– “Calmate un poco pecoso”, lo frené abruptamente. “En primer lugar ordená tus prioridades zopenco, porque estás confundiendo los ejes históricos: para nosotros no son nada, el clásico es cosa de ellos y de algunas familias vecinas, huestes quemecuervas que portan el gen de esos crotos con hedor a hospital. Ellos son los arengadores del ‘Si les va bien nos conviene’… Pero nosotros no los llevamos de vacaciones a Mar del Plata ni les alimentamos fantasías platónicas con el verso del ‘Clásico de Barrio más Grande del Mundo’ o ‘Somos rivales no enemigos’. Ni rivales ni enemigos, son un accidente geográfico, un error catastral, a lo sumo un peso muerto, un ancla de amarre. Y si vamos con Paolo  o con Pastillón es lo mismo, ¡pero qué verga sabés vos si no tenés la mínima identificación con el Club, se te llena el culo de inquietudes y te olvidás que a ellos les ganamos hasta con Almirón y un rejunte de falopa colombiana! Y al pelón lo trajiste vos, así que en lugar de estar rompiéndome las bolas con huevadas deberías poner tu renuncia a disposición del Club y sacarle a tu nula dignidad el cartel de oferta, drapie”.

Mis palabras no fueron las que este incapaz esperaba. Luego de un gemido entrecortado, cortó. No apruebo el bullying, pero ante todo está San Lorenzo.

Me quedé pensando cuan salammens tiene que ser Lammens para ir a buscar a un colorado comegato que era resistido hasta cuando jugaba en el equipo del enorme Patón Bauza para darle la Beca Mánager. O acaso pretende que nos olvidemos que cuando este miserable choreaba en San Lorenzo un sueldo impagable se terminó quedando hasta irse libre. En los giros ridículos del destino que construye un sanlorencismo a la deriva, este C*tto Manager debiera haber buscado la salida de aquel C*tto jugador para ahorrarnos un contrato irrisorio… Acá estamos, con el fútbol en sus manos y a la deriva como lógica consecuencia.

Me serví un whisky para bajar la angustia, peiné otro lagarto y volvió a entrar Yanina, con el teléfono en la mano, “¿Querés?”, le dije con los ojos extasiados. Esta vez no se tocaba nada, me pasó el llamado mientras lamía la tarjeta del Ciudad con el escudo cuervo. “Es Pomelo”, confirmó antes de irse.

– “Veedor, acabo de hablar con el colorado, está llorando en posición fetal… no me dejes en banda”.

– “Pero, ¿a quién se le ocurre Pomelo? ¿a quién se le ocurre? Estás meado por un gato salvaje con la cara de Lito Nebbia y la pija de Luciano Castro, y vas a buscar un mufa que viene de fracasar en Central… ¡No pegan una hermano!”.

– “Ayudame Veedor, no me trates como al resto, yo no soy Tinelli… yo manejo un sindicato, camino la tribuna, gané la Libertadores de Futsal, repatrié a Ortigoza… puse al perrito muerto en su lugar”…

– “¿No era que el perro muerto fue una foto trucha?”.     

– “Yo hablaba de Barrios”…

– “Ok… Ok… Te vi en la tribuna, también vi a la tribuna cantando boludeces mientras en la cancha se arrastraban todas las miserias del San Lorenzo que vos caminás hace 20 años tratando de acomodar el culo en esa silla que ahora ocupás y te queda enorme. Se nota que esa foto te costó un poco más que esfuerzo. Y te recuerdo que vos que no sos “la nueva dirigencia” ni mucho menos, en este tiempo todas las que hiciste, las hiciste mal. Porque acordaste con el traidor de la vinería la llegada de C*tto, aprobaste la contratación de un técnico que estaba perdido en la intrascendencia al borde de retirarse de la actividad, desarmaste el equipo con el torneo comenzado, le vendiste un jugador clave a Boca, transformaste en voz autorizada del plantel al nueve con cara de enano que se autopercibe wing, gana en dólares y se borró contra Lanús para no fumarse las puteadas de la gente. Y si querés hablamos de Los Romero, y de cómo usaste al Gordo campeón de América para que se hiciera cargo de una limpieza que no le trajo ningún beneficio a San Lorenzo. Perdimos fútbol y liderazgo deportivo para cuidarle el culo susceptible a un par de soretes celosos que no se bancaban entrenar con dos tipos distintos. ¿Es difícil escaparle a la crotera, no?.

– “Te la hago corta Veedor, porque ya sé todo lo que me vas a decir y no tenemos tiempo. Quiero que este sábado vengas a darle la charla técnica al plantel. Futbolísticamente no podemos organizar nada, si no pudimos organizar una reunión de Comisión Directiva… pero nadie en San Lorenzo entiende el partido del domingo como vos. Dale Veedor, una mano. Nada más”.

Ya con ganas de revolear el teléfono contra la pared, sus últimas palabras calaron profundo en mi sanlorencismo. Respiré hondo y pensé en el domingo.

-“Te tendría que mandar a la mierda, Pomelo. Porque vos sos otro de los responsables, pieza principal y funcional del vaciamiento económico del Club. Y ahora desfilás en la tribuna vendiendo fórmulas mágicas del resurgimiento, engañando a gente digna, motivado pura y exclusivamente en construir poder propio y asegurarle la impunidad a todos los que como vos arruinaron a San Lorenzo. Pero entiendo que estamos yendo a la Quema en bolas, porque ustedes no tuvieron ni la dignidad de reconocer a tiempo el error de Montero para llegar a esta fecha con otra estructura. Necesitamos recuperar un poco del aliento histórico. Espíritu Camboyano. Palabras sentidas. No me pidas más que eso, por favor. Voy a hacer de cuenta que, ayudándote a vos, ayudo a San Lorenzo”.

Me tomé otro whisky, le pedí a Yanina que cancele mis reuniones y pasé lo que quedaba de la semana pensando qué poronga decirle a este plantel que terminó anímicamente devastado ante Lanús. Finalmente apelé a la creatividad…

Esta mañana enfilé para Ciudad Deportiva.  Entré con el auto por Cruz, donde me atendieron bien como el orto como cada vez que voy. Caminé por el interior del predio, canillas goteando, charcos de agua, barro, una yarará, un rastrero saltando la pared, restos fósiles, lo de siempre. Hasta que llegué al estadio. Recorrí un abandono similar y me metí en el vestuario.

No quise que me presentaran, entré de una. Y la sorpresa es que fui acompañado por Windy, una vieja travesti de la calle Maza que conocí en el Morocco por aquellos años donde les boludes que me quieren dar clases de deconstrucción nadaban en las bolas de sus padres. Windy ya tiene como 50 años, pero porta un terrenito de 24×7 entre las piernas. Además, es una amiga de fierro. La vestí con top rojo y shortcito blanco. Bien de quemera putona. Y entramos en el vestuario sin golpear la puerta.

– “A ver, la concha de sus madres. Me van a prestar atención un momento. Les presento a su rival del domingo”…

Hubo confusión. Los jugadores no sabían de qué venía la mano.

-“Acá está el rival del domingo, no se sorprendan, es un viejo conocido con el culo viciado. Algunos de ustedes ya jugaron en ese agujero, saben de qué se trata”.

Yo hablaba mientras Windy se paseaba entre los jugadores a modo de presentación. Tal como habíamos acordado hice un gesto y el trava peló su carpincho entumecido. Los que en algún momento miraron con ganas apretaron el culo y cerraron la boca. Otra que la pistola de José Barrita.

-“Miren esa pija ¡¡¿Ustedes se quieren comer eso el domingo? !!¡¡¿USTEDES QUIEREN COMER PIJA EL DOMINGO?!!!”.

Envalentonado con la escena que había montado, le hice otra seña a Windy y, sin vaselina ni paciencia, en un veloz movimiento se metió al Perrito Barrios en el orto. Todo completo. Solo se le veía de los tobillos para abajo.

Miren ese culo, profundo, sin fondo, se lo vamos a llenar de mocos. Ojo que si entra un Perrito entran 11 perros. Y ustedes son 11 perros que no ladran ni muerden, 11 perros eunucos que no saben cómo echarse un polvo, pero no se preocupen que para eso traje a Windy. Quiero que comprendan que no necesitan hacer nada muchachos, ellos se culean solos. Ven a San Lorenzo y se les abre la puerta del infierno. ¿O no vieron el partido de reserva?.

El efecto Windy fue fundamental para romper el hielo, capturar la atención grupal y que todos entendieran que las cosas no son lo que parecen. Le pedí al trava que se sacara al Perrito del culo para bajar un poco la intensidad del mensaje inicial. Era el momento de explicarles cuántos pares son tres botas.

­-“Muchachos, todos sabemos que no estamos pasando por el mejor momento institucional. Sabemos que el culo desodorizado se fugó, que el ministro traidor amaga con asomar los mofletes, que Pomelo es un infeliz, que Montero era un payaso y que C*tto es colorado. Sabemos que les deben guita, que les prometen cosas que no cumplen. Que venimos en la mala en todo sentido. Y también sabemos que ellos vienen en levantada. Pero muchachos, también sabemos que las patas no les dan para correr cuando ven a San Lorenzo. Algunos de ustedes viven esto por primera vez, tal vez estén nerviosos, pero estamos hablando de un club de mierda. En este momento, en ese feo vestuario, aparte de haber olor a humedad y geriátrico, hay mucho miedo. No les gusta jugar con San Lorenzo, porque el culo tiene memoria y sabe que nadie le planchó las arrugas como nosotros. Orti, vas a tener un penal, el Manco Díaz te va a hablar de aquella vez que te atajó uno, miralo a esa cara de cornudo participativo y recordale que vos ganaste la copa con un equipo grande mientras él se comía el olor a pedo de los suplentes de Boca los 90 minutos de todos los partidos. Zapata, vos estás para limpiar el baño de la Sur con la boca, se nota que alguna vez tuviste técnica, no quiero saber a quién se la vendiste ni por qué urgencia, pero la pelota… la pelota no se mancha ni se rompe, pelotudo al cubo, reventala una vez hijo de la sombra de una tortuga en muletas… Gino, ¿vos te acordás de la platea de Liniers? ¿Vos querés volver a ese lugar frío, deshabitado y puteador? Franco, cara de enano sonriente, estuviste cinco fechas estirando la novelita con Boca, y te quedaste porque ni ellos pueden pagarte la beca que te da San Lorenzo, no somos pelotudos, no elegiste quedarte, fingiste una lesión cinco fechas, la regalada concha enana de tu progenitora, mientras los dirigentes te rogaban que aceptes la oferta porque no tienen cómo mierda pagarte el sueldo. Pero el destino, mi querido Willow Face, es hijo de puta con el Globo, lo odia. Entonces escuchen bien, es muy probable que el domingo te conviertas en el héroe de la jornada. Es probable que vos, negro lento del culo, metas un cabezazo o una jugada de esas que salís desde el fondo y media hora después llegás al área de enfrente sin saber qué poronga estás haciendo ahí, pero esta vez la metés en la ratonera. Y Franco, nada de hacer gestitos la concha de tu abuela que fue preñada por los siete enanos de Blancanieves, porque no son ustedes, es el destino que persigue a esa gente triste”.

El plantel escuchaba con atención mientras Windy miraba con ganas a Cerutti, que será un burro medio pelo que se la pasa en la enfermería, pero hay que reconocer que tiene un lindo caquero. Sin dejar que se disperse la atención continué.

– “Esta gente, pobre y poca, triste y gris, con olor a humedad y sarro de inodoro de estación de servicio de Ruta 3 al fondo, no conoce alegrías. Lo más parecido que experimentan es la felicidad de ascender a Primera División para jugar con San Lorenzo. Sacan al viejo de la utilería, lo ponen en el alambrado, le dibujan una lágrima, no le cuentan que Houseman se hizo de Excursio antes de morir y que les gritó un gol en la cara como a Bilardo no le cuentan que se murió El Diego por dirigir a ese Club mufa como el Globo. Esa rara especie humana que se aglomera en pequeña porción, “siempre en el mismo lugar”, el de la miseria y la humillación, sabe y reconoce que ese destino los odia. Sabe que Dios los odia y que el Papa es cuervo. Ese viejo putrefacto que acercan al alambrado, sus hijos y sus nietos que tienen 20 años pero ya lucen pelados, pálidos y con ojeras de dolor, todos saben que San Lorenzo no necesita mucho más que un negro matungo y un nueve ezpezial para ganarles en la Quema. Le escupimos en el seco con un nene que se llamaba Maidana, no sé si jugó 10 minutos en la historia del Club, pero fueron suficientes para echarse un polaco divino. Los defloramos con Orode y con Rentería… ¿Desde cuándo hay que hablar estas cosas en San Lorenzo, carajo?”.

Frené la arenga para analizar los rostros. Le di un trago a una Gatorade bilardista y dejé pasar unos segundos para corroborar que se había logrado el silencio respetuoso que invita a la reflexión. Miré a Torrico, el único héroe en este lío, y tras un gesto de aprobación me pidió que fuera redondeando. Agitado me senté al lado del pibe Mercau, tomé aire y cerré el asunto.

-“Muchachos… para finalizar les cuento que esta historia ya la vivimos dos veces. Una vez fue el Bambino quien renunció la semana previa al clásico garche barrial. Fuimos al basurero con Mariani y empatamos uno a uno con un gol que se hace el Anguila Gutiérrez tras un tirito de Paulo Silas… La otra vez fue Ramón el que dijo basta. Los agarramos con Tojo y le dijimos el clásico “agachate que te cojo”, y ellos mansitos le pusieron el culo al equino de Leiva. Tres a cero y fiesta en el Peter. Bueno, esta vez tiene que ser igual. Porque nada cambió. En los peores momentos históricos de San Lorenzo ellos festejan empates. No me olvido de que ovacionaron a Pitana y los dejamos con el culo mirando al cielo. En los 90 se inventaron otra racha como ésta, puro empate, hasta que le ganamos una mañana con un frentazo del Pepe Céliz y desde ahí hasta que llegó Almirón, fueron 17 años de verlos caminar torcido por llevar implantada en el ojete la poronga del Ciclón. A ver si se entiende, este domingo, tenemos todo a favor. Porque ellos son ellos y nosotros somos nosotros. Ustedes solo tienen que vestir la camiseta azulgrana con la frente en alto, mostrarles el escudo, las medias, que sientan los colores, que sientan la punta, el resto es obra de una hermosa tradición, cultura o destino”.

Fueron palabras sentidas, algunos se golpeaban el pecho, otros pateaban la puerta del vestuario, les vi sangre inyectada en los ojos. Ya todos más tranquilo, les di un abrazo, uno por uno, y les pedí compromiso, huevo y corazón. Y me fui con Windy.  A las pocas cuadras del estadio, la bajé para que siga con su vida. Antes de irse me preguntó qué pasa si perdemos el domingo. Lo pensé un segundo y me agarré el bulto. Windy se abalanzó como quemero al paco y le tuve que frenar el carro. “Para amiga, entendiste mal, perdoname, no te pido que me chupes la pija. Quiero decir que me la chupa perder contra un grupo de gente que nadie conoce, que nadie escucha, que a nadie le importa. Sabemos que su victoria no trasciende más allá de cinco veredas, en todo caso la noticia será que perdió San Lorenzo, una vez más”.

Dicho esto, me fui solo por Chiclana, siguiendo la ruta hacia Boedo con la melancolía de Lucky Luke y la tranquilidad de un loco que no se aburre de los finales repetidos.

AUTOR: El Veedor Azulgrana

Narrador de realidades que superan la ficción. Detractor del siga siga y enemigo del todo pasa. Deconstruyendo al sanlorencista de ley.

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