UN SÍNTOMA

FUTBOL PROFESIONAL

San Lorenzo ya perdió más de la mitad de los partidos que jugó. Esta vez fue contra el Gimnasia de Pipo y ante la vista de al menos 20 mil hinchas que eligieron padecer con hidalguía y dignidad la labor de acompañar a los colores más lindos y peor gestionados de nuestro fútbol. En esta breve columna, repasaremos algo de lo que se vio ayer en el Bajo Flores.

Para empezar, hay que ser sinceros y claros en el síntoma más preocupante que el club ha presentado en el ultimo tiempo: equipos de poca monta vienen, se plantan y te ganan sin demasiado esfuerzo. Y vos no oponés resistencia alguna. Pienso en el “San Lorenzo de Milagro, tras Milagro, tras Milagro” que Closs retrató relatando alguna de las tantas epopeyas en la Libertadores. En el 3-2 a Newell’s. En las guapeadas de Barrios en 2017. La rebeldía de otros tiempos hoy ya no existe, es la huella de Neil Armstrong en la luna: tan imborrable como vieja y lejana.

Como divorciado arrepentido de mediana-larga edad que visita sitios web non-sanctos un sábado a la noche, preocupantemente el hincha debe apelar a la selección, al PSG o al equipo de turno si quiere sentirse acariciado por el fútbol. Hoy no hay caño de los Romero, ni hay alguna jugada de Ramírez que te recuerde por qué te gusta faltar a un asado para meterte en el medio de la villa y sentarte a mirar a 11 tipos pasarse la pelota. Hoy no hay nada.

Ahora bien, sobre el partido: San Lorenzo arrancó asfixiado por la presión media-alta de Gimnasia, que le liberó las bandas pero le tapó a los encargados de generar fútbol por el medio. Tanto así, que en el primer tiempo se lo vio a Ortigoza correrse en más de una ocasión para el lado de Nicolás Fernández Mercau, con quien intercambiaba posición para poder desorientar el plan de Pipo.

Gimnasia no hizo mucho más que eso y el gol de pelota parada, prácticamente su único tiro al arco. Todo lo demás (no) lo hizo San Lorenzo, Uvita prácticamente no jugó, el 9 que no te baja una sola pelota redonda, los zagueros que tienen más dudas que asiático recién llegado a Ezeiza, el DT que te deja a Ortigoza los 90’ incluso teniendo uno menos y, para cerrar, por si algo faltaba, el intelectualmente limitado de Cerutti quería salir a bailar y terminó el partido 30 minutos antes.

Esto también hay que decirlo: muy buen partido de Ortigoza en medio de un equipo de perros. No alcanzó, lamentablemente. Pienso en Pipo. Fantaseo con que venga. Me despierto, ¿para qué? No quiero que lo insulten. No quiero más amarguras con ídolos. No quiero hacerle comer garrones a nadie más. Dejémoslo ser feliz. Abracémoslo como ayer. Respetémoslo.

Hoy no hay conclusión, pero sí una reflexión final no futbolística. Lo que pasó entre Monarriz, la seguridad y la platea norte es algo que como socios NO DEBEMOS DEJAR PASAR.

AUTOR: Matias Buscalia

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 27.982. Periodista. Productor.

1 comentario sobre «UN SÍNTOMA»

  1. Creo que San Lorenzo es un equipo al que no respetan para nada y eso significa salir perdiendo desde el vestuario, tenemos ídolos del pasado, un Torrico que saben qué es flojo en el arco una defensa de gente grande por lo tanto muy lenta, un Ortigoza que mete pases en profundidad pero que todos lo esperan porque saben que lo va a hacer, nunca sorprende nunca una pared, nunca un pase en profundidad sorpresivo, entonces ocurre siempre lo mismo, todo es previsible y fácil para el adversario nos hacen un gol y se terminó el partido.

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