QUE PAGUE DIOS

FUTBOL PROFESIONAL

En los primeros partidos del ciclo Montero, planteamos ciertos temas a tener en cuenta más adelante. Algunas preguntas ya tienen respuesta, otras no. En este breve desarrollo intentaremos hacer un recuento de lo que ha sido hasta hoy el trabajo del entrenador uruguayo.

¿Por qué (no) juega Ortigoza?

Hasta hace unos días nos preguntábamos por qué jugaba Johnny Caminante de titular. Bueno, en el mediocampo titular de ayer, con Elías, Rodríguez y Sabella está la respuesta. Un mediocampo “de juego” que no la pide, que no se muestra, que no crea. En esta no lo incluyo a Sabella, que será más o menos limitado, pero la pide. Ahora, en contrapartida, Elías y Rodríguez parecían esconderse en las salidas propias. Poco serio, poco profesional. El Gordo no corría, erraba pases de dos metros, pero se hacía cargo y, ante el desconcierto, jugaba, caminaba y jugaba. 

Un bonus track, lejos de poner a las estadísticas por encima del ojo humano, las mismas nos ayudan a tomar dimensión de, en este caso, la gravedad de jugar sin 5: la cuenta @Dataref_ en Twitter publicó algunos datos del mediocampista uruguayo. Tomen agua, siéntense en un lugar cómodo y contemplen:

10 duelos: perdió 7.

9 pases largos: acertó 3.

20 pelotas perdidas.

¿Eran medida los primeros tres partidos?

No. Si bien lo positivo de los primeros encuentros fue marcar siempre y hacerlo primero, eso no se siguió dando más adelante. En los últimos cuatro enfrentamientos, te comiste 10 goles y pateaste al arco tan poco, que aún Toranzo podría contar los remates con los dedos de sus pies. Ninguna terminó en la red. Los suplentes de Arsenal, el humilde Central Córdoba de SdE y los juveniles de Boca no fueron medida. Y eso está a las claras.

¿A qué juega San Lorenzo?

No sabemos. Y eso es lo que más pesa a la hora de evaluar el ciclo Montero. Un ciclo que a los 720 minutos de juego ya está sin fuerza, sin peso, sin respuestas y que parece terminado. ¿El uruguayo juega directo y a la contra? No. ¿Hace pesar su poderío en las bandas al jugar con carrileros? No, eso más bien parece un parche por no tener a quién poner en el lugar vacante que dejó Ramírez y que, además, tal vez podría aportar algo más de seguridad a la endeble defensa que ofreció el equipo los últimos partidos. ¿Intenta generar superioridad mediante asociaciones en la mitad de la cancha? No. ¿Es bueno en la pelota parada? ¿En las divididas? ¿En los rebotes? No, no y no. Nadie sabe a qué juega este equipo y es penoso.

Disclaimer

Montero tuvo la suerte de ser el orejón más barato del tarro de entrenadores que trajo Cetto bajo su brazo cuando arregló su llegada con Arreceygor. No pudo contar nunca con el tercer mejor jugador del plantel y la dirigencia se sacó de encima a los otros dos. Las incorporaciones, lejos de ser refuerzos, fueron Cerutti, que venía de no jugar en un equipo que se había ido a la B en Brasil; el Perrito Barrios, suplente en el humildísimo Central Córdoba de Santiago del Estero; Ortigoza, suplente en Estudiantes de Río Cuarto de la Primera Nacional, y el colombiano Zapata que, a sus 34 años, llegó libre tras alternar titularidades y suplencias en el Genoa. Ah, y también trajo a Augusto Batalla, como para sumar alguna deudita más y seguir despuntando el vicio, ¿vio?

En otras palabras y para cerrar, al ya limitado San Lorenzo de Dabove, Cetto le sacó a sus tres mejores piezas y le trajo cotillón. Sumado a que el calvo entrenador no es el tacticista con más luces que hemos visto por el Bajo Flores… Bueno, la cuenta da esto que vemos en la cancha, que pague Dios. O San Lorenzo, quien siga existiendo para cuando llegue el mozo a cobrar.

AUTOR: Matias Buscalia

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 27.982. Periodista. Productor.

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