UNA DE HOLLYWOOD

FUTBOL PROFESIONAL

Hace un tiempo escuché que una característica de casi todas las películas de Hollywood es que tengan un final algo así como feliz, que llene, digamos. Eso hace que el espectador, cuando termina de ver el film, quiera ver más. Habrá sido el rival, la vuelta de los paraguayos, los 200 de Torrico, el gol del ídololo o tal vez todo eso junto. Lo cierto es que lo de San Lorenzo anoche fue pochoclero, casi sin sufrimiento, dominante (desde el gol), dio ganas de ver más. Por primera vez desde que está Montero. Ya era hora.

Para su tercera presentación, el uruguayo incluyó a los Romero desde el arranque y cambió el parado táctico inicial. Del bruto (y noble y confiable) 4-4-2, pasó a un 4-2-3-1 que formó con: Torrico; Peruzzi, Gattoni, Flores, Rojas; Gordillo, Ortigoza, Palacios, Óscar, Ángel; y Uvita Fernández.

Con respecto a los últimos partidos, por un lado, sacrificó un punta (Díaz) e incluyó un creativo (Óscar) y, por otro, cambió la banda izquierda (en defensa, lo más flojo contra los santiagueños): Rojas volvió al equipo tras cumplir la fecha de suspension (qué bueno es jugar con alguien que defiende además de atacar en ese puesto) y resolvió el problema de la banda izquierda con Ángel, aportando un jugador que te puede salir con algo relativamente inesperado para el rival. En su puesto, antes habían estado (con roles distintos, pero más o menos en ese sector de la cancha) Sabella, Pittón, Fernández Mercau y hasta Diego Rodríguez.

Desde mi punto de vista, la llave del partido estuvo en el comienzo. Es que ambos equipos plantearon presiones altas y, en momentos determinados, asfixiantes. Boca obligó a Ortigoza a jugar de espaldas en nuestras salidas y San Lorenzo atacó a Equi Fernández, el jugador clave de ellos en Banfield, en las salidas de ellos mandándolo a buscarla entre los centrales y haciéndole muy difícil la circulación de la pelota.

En este sentido, ambas estrategias estuvieron relativamente espejadas los primeros 20 o 30 minutos. Esto a San Lorenzo no le conviene, al menos hasta que vuelva Di Santo, porque los pelotazos al metro sesenta y ocho de Uvita significan generalmente perderla. Pero el tema está en que se jugó contra un plantel de juveniles que, con o sin épica, estaban completando 270 minutos de fútbol profesional en cuatro días. En algún momento se iban a cansar. Y se cansaron. Y San Lorenzo hizo el gol y jugó con eso. Y San Lorenzo hizo el segundo y siguió tranquilo. Y Boca, por más cambios que pudiera hacer, estaba fundido. Ya no había chances. La pelota se entretiene en los pies de los que saben, mientras el rival se cansa y el equipo descansa.

Eso Montero lo previó y llevó el partido hacia donde le convino a San Lorenzo. No era muy difícil saber lo que el uruguayo sabía, pero vamos, que no sabemos cuántos de los últimos que pasaron por el banco del club hubiesen conseguido lo que el calvo entrenador consiguió anoche. Por eso fue una de Hollywood, porque no sabemos si la próxima nos va a gustar, pero salimos de esta esperanzados.

Sobre los goles

Peruzzi llega a cabecear con cierta comodidad por el poco compromiso de Fabra, pero reducirlo a eso sería injusto: si bien la jugada se ensució dos veces, tras la recuperación de Yeison, San Lorenzo movió la pelota de derecha a izquierda con triangulaciones a uno o dos toques y un pelotazo preciso; con lo que siguió, el equipo generó más de diez pases seguidos antes de la corajeada de Ángel en el área de Boca (pisada justa para inventarse un lugar y tirar el centro entre la raya y tres rivales).

El gol fue de Ortigoza y ya hablaremos de él, pero la jugada del penal fue un jugadón. Recuperación de Gordillo, pase con cierta dificultad en mitad de cancha para Palacios, nuestro pibe de cobre), y en tres segundos Lastra ya se estaba revolcando en el piso para el primer penal que le cobran a Boca en su cancha en los últimos cinco años. Pero, ¿qué pasó, cómo llegamos ahí? Talento y trabajo. Juli tocó con Uvita, que rebotó con un taco (una de las dos únicas intervenciones de peso en el partido) para Óscar que la puso justo donde el chico de General Pico se la pidió. El resto, ya está en el historial (+9).

Un popurrí

La posición de Ángel: ¿Es el sector izquierdo, por delante de Rojas, el que más le conviene? Probablemente no. De hecho, el primer gol llega gracias a que estaba en el área, que le queda un poco lejos en cada inicio. Pero siendo sinceros, ya casi sin Ramírez, ¿a quién pondría Montero en ese lugar para no dejarlo solo a Rojas? Entiendo que dependerán de cada rival las libertades del paraguayo, pero, a priori, no creo que también el espacio a ocupar.

Ortigoza (cara A): Nos llena de fútbol, nos llena de amor, nos emociona, nos hace agitar nuestras aletas y barritar de felicidad. Cada corrida hacia la pelota en un penal es una reminiscencia del gol más importante de la historia. Ayer volvió a no fallar. Su último penal no podía ser el que había sido.

Ortigoza (cara B): Juega parado con pelota y llega tarde sin ella. Gordillo corre a todos casi en soledad en la mitad de la cancha y eso no lo ayuda en su lucha contra su adicción a las amarillas. A veces es más ayudado por Óscar que por el Gordo. No está, desde mi punto de vista, para 90 minutos contra un equipo de profesionales de primer nivel. Ayer, a los 10’ del ST, ya se lo notó cansado y no fue eso tan determinante porque enfrente había un grupo de niños que no estaban físicamente para afrontar semejante parada. Conceptualmente, tiene la misma claridad que siempre tuvo, es un dotado, un genio, un enfermo de fútbol, pero ha errado pases a dos metros producto de su estado físico y el cansancio que viene arrastrando. Eso sí, ¿eh? Hasta ahora, nadie lo ha reemplazado. Porque en Arsenal salió y fuimos un desastre y porque se ve que Montero, aún con todo esto, no le encuentra un buen suplente.

Torrico: Ya son 200 partidos. Debieron haber sido muchos más. Montero permitió que San Lorenzo y el destino le regalen un partido sin demasiado trabajo para festejar el número redondo y compensar todo lo que se esfuerza día a día para defender nuestro arco como nunca nadie lo había hecho.

El rendimiento de los paraguayos: Jugando a media máquina por momentos, imprecisos por otros, fueron determinantes para que San Lorenzo haya sido el que fue. La creación (poca) que hubo, fue en general gracias a ellos. No tuvieron un gran partido después de sus vacaciones, pero les alcanzó para darle al equipo lo que nadie le había dado en los 180 minutos anteriores: desequilibrio y generación. Si hubiesen estado finos, el resultado hubiese sido abultado.

Una constante de San Lorenzo que no quiero dejar pasar: Hasta hoy, siempre que disparó entre los tres palos, la pelota entró. Fueron cuatro veces en 270 minutos. Dos fueron ayer (una de penal), es el doble que en cada uno de los otros dos partidos. Sigue siendo poco en cuanto a generación, pero mucho (perfecto) en cuanto a efectividad.

AUTOR: Matias Buscalia

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 27.982. Periodista. Productor.

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