La debacle es total. Resulta angustiante sentarse a escribir y que la cosa sólo haya empeorado. En esta situación no puedo evitar pensar en aquellos que nos reclamaban “acordate de cómo estábamos en 2012” cada vez que hacíamos notar que había que modificar el rumbo para no terminar mal.
No es que fuésemos unos/as iluminados/a: estaba a la vista, pero no lo quisieron ver porque no convenía reconocer sus falencias mientras se vendían en sus proyectos personales.
Como soy muy obediente, les hago caso y me acuerdo puntualmente de una frase de Lammens haciendo referencia al funesto 2012. Temí que mi memoria me estuviera jugando una mala pasada, entonces la busqué. Estaba. En sus declaraciones post-partido de vuelta con Bolívar en 2014, dijo esto:
“Nadie quería venir a San Lorenzo”… me suena de algún lado.
Una vez más empezó la danza de nombres porque no podemos encontrar un tipo más o menos digno que acepte, siquiera como locura personal o como desafío profesional, la dirección técnica de nuestro club. Mientras tanto el Ministro, preocupado por atraer turistas al país, ya no seduce a nadie. Ni adentro ni afuera (no podemos pasar por alto los comentarios debajo de cada uno de sus tuits). El Presidente provisorio está ocupado en los aumentos que debe conseguir con su sindicato. Si la memoria no nos falla, esa es su prioridad. Del licenciado que dice ser “Padre, marido, conductor y ciudadano” y se olvida de mencionar al club en su BIO de Twitter, ya no nos sorprende su falta de interés.
En este momento Diego Monarriz, un tipo denunciado por maltrato verbal y psicológico en la Reserva -según contamos en este sitio hace apenas dos meses-, que ya ha demostrado que su capacidad técnica es por lo menos escasa, recibe el ¿premio? de dirigir al equipo de Primera División. Tal vez los dirigentes lo piensen como un castigo tras las denuncias, pero lo más probable es que se sostenga unos cuantos partidos por el simple motivo de que no queda otra.
La crisis futbolística no es más que un reflejo del vaciamiento institucional. A quienes nos reclamaban memoria les decimos que no hace falta, la memoria no nos falla y el presente se parece bastante a eso que pedían recordar.
Siempre fue una excusa útil vivir del pasado. Es consuelo barato y lo que ellos no quieren darse cuenta es que el hincha no es boludo. Ahora se les acabó el crédito.