PAN PARA HOY

FUTBOL JUVENIL

El San Lorenzo de Montero no es un equipo para ver siendo neutral. Es que los partidos que el uruguayo propone son la antítesis del entretenimiento. Ahora bien, ¿convienen partidos entretenidos cuando tu único generador de juego es un (grandísimo) jugador próximo a cumplir 37 años que viene de promediar 60 minutos por encuentro en la Primera Nacional? Probablemente no.

Hay un dato terrible en ambas interpretaciones del término: en 180 minutos (contra los suplentes de Arsenal y el humildísimo plantel de Central Córdoba de Santiago del Estero) San Lorenzo pateó al arco sólo dos veces. Eso sí, ambas terminaron en la red. San Lorenzo no genera y es por eso que no es atractivo.

Coleoni vio el partido en Sarandí y vino al Bajo Flores con un plan simple: ante un equipo que se cierra herméticamente con ocho jugadores amuchados entre dos líneas de 4, lo mejor es lateralizar (o poner un creativo, que evidentemente no tiene). Es que claro, para tapar líneas de posibles pases filtrados, todos se cierran y liberan espacios hacia los laterales, justamente los dos sectores más flojos de la defensa de San Lorenzo. Por eso, los santiagueños entraron con un 5-2-3 que, si bien descuidaba un poco el medio, les alcanzaba para sin pelota obligarnos a buscar a las petisas puntas (Uvita y Díaz) mediante pelotazos -anulando vía presión a Ortigoza, el único que podía inventar un pase con ventaja para los nuestros- y con pelota atacar las espaldas de las bandas, sobre todo de Pittón. Por otro lado, el hecho de que haya tres puntas que marcar obligó a Gordillo (de buen partido) a meterse en muchas ocasiones entre los centrales, quitándote una opción más de pase.

Entonces, sin generadores de juego disponibles y con el rival casi obligándote a tirar el pelotazo, tus únicas armas fueron los arranques de Palacios y las subidas de los laterales para centrar a dos delanteros de 1,68 y 1,72 metros.

De hecho, fue tan poco lo que San Lorenzo pudo profundizar, que el gol llegó de un centro de tres cuartos de cancha, de esos que te enseñan que no sirven para mucho, porque los defensores deberían tener a la pelota de frente y rechazar sin demasiada dificultad, pero justo Maciel le dio la espalda a la pelota, que le impactó en la nuca y dio el rebote que Sabella mandó a guardar. Fue el único remate con destino entre los tres palos en todo el partido y fue gracias a un error del rival. Eso sí, las de ahora van adentro y es un lujo que en otros tiempos no nos hemos podido dar, chapeau por eso.

Sobre los jugadores

Palacios: este chico es un carretel de cobre con el que este mendigo San Lorenzo se ha encontrado de casualidad. Tras casi ser regalado a Talleres, a fuerza principalmente de entrega y voluntad, se ha transformado en este último tiempo en el motor anímico de un equipo que parece desalmado cuando no está. No puedo evitar recordar los principios de Buffarini en el Bajo Flores hace casi una década. El tiempo dirá si usaremos el metal para una estatua o si simplemente lo venderemos por kilo.

Sabella: la determinación y la pegada que necesitaba la jugada para conseguir los tres puntos. No ayudó mucho en defensa. A su favor no jugó en su posición. Gravitó con la pelota, intentó -sin éxito- dos veces más al arco y tiró un muy buen centro con la pierna izquierda.

Uvita Fernández: mal partido, a veces me hace acordar -salvando las distancias- a Di María con la confianza. Encuentros inolvidables y encuentros que mejor olvidar. Eso sí, se jugó a lo que a sus 168 centímetros y 66 kilos menos les conviene.

Flores: más buenas que malas. Perdió más de una vez a Sequeira, pero en general respondió sacando casi todo lo que le llegaba.

Ortigoza: cada vez está más claro que no debería jugar 90 minutos. Es el único -de los 15 que entraron el sábado- que puede encontrar un pase donde la mayoría de los mortales tiraría el pelotazo. Pero a los 60’ ya se lo veía cansado. Montero lo sabe y lo había sacado en Sarandí, pero como nadie lo pudo reemplazar, esta vez lo dejó hasta el final. ¿Le dará para otros 90’ contra Boca?

Peruzzi: el exjugador de Vélez fue un buen socio de Palacios y tiró el centro que terminó en el gol de Sabella. Participó en jugadas en ataque. Tuvo una pequeña falta de viveza cuando en el segundo tiempo quedó tirado centímetros afuera del campo de juego, por lo que no tuvieron que parar el juego para atenderlo y San Lorenzo defendió con 10 hombres una jugada que casi termina en gol en la zona que él debía defender.

Pittón: muy mal partido. Casi siempre que lo encararon quedó pagando. Desorientado en más de una ocasión. Si bien es cierto que Sabella no lo ayudó mucho, sus espaldas son el blanco de todos los equipos que nos enfrentan. Con un poco de pudor tengo que admitir que su efectividad en defensa es comparable solo con la de la aduana argentina en los 90s.

Sobre Montero

Ningún arquitecto te construye la Torre Eiffel con un cajón de manzanas y tres clavos. Haber sacado 4 puntos de 6 mantiene las aguas tranquilas. A su favor, todavía no contó con Ramírez (si es que alguna vez va a contar con él), Di Santo, ni los hermanos Romero, cuatro de las cinco o seis piezas más importantes del plantel. Lo que mostró hasta ahora habla peor del club que de él.

Dicho esto, San Lorenzo no genera situaciones de gol. Y hoy no tiene a nadie que las genere. Sus cambios fueron, en general, inentendibles. Rodríguez entró de mediocampista por izquierda (¿y Fernández Mercau?), Elías por Palacios en la derecha. Hasta ahora, cuando Ortigoza se cansó, Montero acumuló mediocampistas de tenencia que no la tuvieron en los segundos tiempos. Y eso preocupa.

Algún día, la suerte se va a acabar y la que vaya al arco te la va a tapar el arquero. Haber disparado entre los tres palos sólo dos veces en 180 minutos es demasiado poco. Estos tres puntos son pan para hoy y hambre para mañana.

Necesitamos como agua en el desierto a los Romero y a Ramírez. Primero para ver más de tres pases seguidos; segundo para volver a disfrutar de ver un partido de fútbol y tercero para saber si Montero tiene alguna idea más allá de este fútbol uruguayo austero y deslucido que se vio obligado a mostrar en este corto tiempo.

AUTOR: Matias Buscalia

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 27.982. Periodista. Productor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *