CONTATE OTRO (PARTE 11)

HISTORIA

¿Por qué los estadígrafos de Boca, Racing y Huracán se someten a la indignidad de reclamar una rejerarquización del Amateurismo? Simple: porque si se unificaran las 43 ligas celebradas durante ese período con las 129 del Profesionalismo, Boca quedaría ahí nomás de River en títulos locales, Racing treparía al podio y Huracán dejaría de estar a la par de Arsenal o Chacarita.

Entre 1891 y 1934 se disputaron en el país unas 43 ligas de carácter amateur, organizadas por distintas asociaciones (en algunos casos, de manera paralela), de lo que podríamos considerar nuestra “Primera División”. Sin profundizar demasiado en las condiciones de juego, relevar únicamente las irregularidades organizativas de estos “campeonatos” fue un trabajo tedioso y extenuante, que colmó estas columnas de alusiones a escasez de participantes, faltantes de datos, discrepancias en resultados, cesiones de localías, ausencias y abandonos de equipos, entregas de puntos, partidos anulados, partidos suspendidos con resoluciones diversas, partidos definidos en los escritorios, reglas modificadas sobre la marcha, supresiones de descensos y demás anomalías.

No es casual, por cierto, que aquellos que motorizan la homologación de estas 43 ligas a las del Profesionalismo -a quienes ya hemos identificado– se escuden en una entidad supuestamente imparcial (el Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol -CIHF-) a fin de camuflar su activa participación en la vida social y política de Boca, Racing y Huracán. (Lo peor de todo es que sumen adeptos entre “desprevenidos” de otros clubes). Estamos hablando de 43 “estrellas” que de unificarse con las repartidas durante la Era Profesional modificarían drásticamente el palmarés del fútbol argentino en favor de dichas instituciones.

En efecto, esta unificación acercaría bastante a Boca (que sumaría seis “torneos” a los 25 que ganó en la Era Profesional) a la cima del conteo de títulos locales; reposicionaría a Racing (que se añadiría nueve), que hoy se encuentra relegado por debajo de los otros cuatro grandes y de Vélez, como el tercer equipo más ganador a nivel nacional; colocaría a una escuadra extinta hace más de un siglo, como Alumni (que totalizaría nueve o 10 “estrellas”, según cómo se las cuente) entre las más exitosas, y le brindaría a Huracán (que se agregaría cuatro “lauros”) la posibilidad de presumir de algo más que su única conquista de 1973, “desempatándolo” de Arsenal, Banfield, Chacarita y Quilmes, y ubicándolo por encima de varios clubes medianos y chicos que hace tiempo lo superaron.

En cuanto a los historiales, esta aberración estadística reduciría -por caso- la paternidad de San Lorenzo sobre Boca (2) a tan sólo dos encuentros (e incluso la habría negado hace algunos años). Y le permitiría a Racing aventajar por un par de cotejos al Ciclón, con el que en estos momentos está en tablas.

También quedaría modificada la tabla histórica de Primera División, en la que Racing se posiciona en el sexto puesto (bastante más cerca del séptimo -Estudiantes- que del quinto -Vélez-) y Huracán recién aparece en el undécimo escalón.

Ni hablar del asalto al sentido común que produciría contabilizar -tal como algunos medios de desinformación vienen haciendo- otras competencias o copas irregulares. De ese tema, precisamente, hablaré en la próxima entrega.

Ahora bien, si rejerarquizar el Amateurismo significara, como dicen algunos revisionistas, “contar toda la historia”, ¿qué impide hacerlo también con las ligas provinciales y regionales? Es sabido que el fútbol organizado en la Argentina tuvo origen británico y desarrollo unitario. (Buen momento para recordar lo sucedido con Lobos Athletic, escuadra que fue desafiliada en 1899 por The Argentine Association Football League en base a su distanciamiento geográfico de los demás equipos). Recién con el transcurso del Profesionalismo los clubes del interior del país pudieron afiliarse paulatinamente a la AFA (Rosario Central y Newells, en 1939 y 1940, fueron los dos primeros en hacerlo). De hecho, fue en el Profesionalismo y no en otro período que comenzaron a jugarse los inclusivos Torneos Nacionales (en 1967) y que se organizó el Consejo Federal (1984).

Pero eso no significa que durante el Amateurismo no se realizaran “campeonatos” fuera del área metropolitana de Buenos Aires (la Liga Rosarina, por ejemplo, data de 1905). ¿Y quién puede asegurar que las 65 ligas ganadas por San Martín de Tucumán, las 62 de Talleres de Córdoba o las 54 de Sarmiento de Catamarca son menos serias o menos competitivas -o menos “oficiales”- que los éxitos de Alumni y Lomas Athletic o el “heptacampeonato” de Racing a principios del siglo pasado? (Por cierto, desde hace tiempo en al menos un foro de este club hay temas específicos en los que se “adoctrina” a los usuarios para contestar esta clase de preguntas).

La respuesta es simple: la “unificación” de títulos no responde a ningún criterio de “verdad o justicia histórica”, sino al interés particular de ciertas instituciones. Apunta lisa y llanamente a sacar ventaja (como es el caso de Boca), o a migajear en el ayer una gloria que hoy los gambetea (Racing y Huracán).

* Indico que se disputaron 129 ligas durante el Profesionalismo porque no considero como tales -nadie debería hacerlo- a los “títulos” obtenidos por River en la Copa de Oro de 1936 y por Vélez en la Superfinal 2013.

AUTOR: Carlos Balboa

Socio 12.236. Socio Refundador 2.045. Miembro de DBV. Periodista.

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