CUESTIONANDO UN MODO DE ACTUAR Y PENSAR EN PLANIFICACIÓN URBANA (PARTE 3)

VUELTA A BOEDO

Continuamos respondiendo al suplemento M2 de Página 12 una nota de Gerardo Gómez Coronado sobre la Vuelta a Boedo. Ahora, a la solución propuesta al conflicto, salomónica: corta al bebé en dos pedazos. “Quizás una luz de salida para este potencial conflicto sería que basados en ese doble reconocimiento mencionado en el párrafo anterior mas la intervención necesaria del Gobierno de la Ciudad, cada parte aporte su grado de comprensión y ceda en alguna de sus pretensiones:

a) Los vecinos deberán asimilar que el predio de Av. La Plata donde funciona el hipermercado volverá a manos de San Lorenzo para poder desarrollar allí todas las actividades sociales y deportivas propias de un club de esa envergadura

b) El Gobierno de la Ciudad debería encarar un proyecto urbanístico –en sintonía con lo prescripto en el Plan Urbano Ambiental– sobre la Villa 1-11-14 y todo el entorno de calles y avenidas contiguas dotando de infraestructura y mobiliario urbano a los efectos de modificar el entorno urbano de la ciudad deportiva de San Lorenzo. Hasta tanto se concrete, deberá garantizar tanto la repotenciación lumínica del alumbrado público como la presencia policial permanente y efectiva en la zona; por su parte

c) San Lorenzo y sus hinchas deberán contemplar que la vuelta y recuperación del predio de Av. La Plata no necesariamente debe cristalizarse en la construcción de un nuevo estadio multitudinario, contando como cuentan con el hermoso Nuevo Gasómetro.Probablemente el último punto del párrafo anterior les resulte insulso o insuficiente a muchos sanlorencistas, pero les digo de corazón: nadie les va a sacar el orgullo de haber realizado una verdadera gesta para conseguir recuperar ese histórico predio y frente a los que con malicia osemos cuestionarles su pertenencia barrial podrán seguir respondiéndonos con ese ya histórico canto de tablón “qué tarados…   San Lorenzo es local en todos lados”.

Dado que San Lorenzo paga todas las obras la solución que propone GGC es lo mínimo que podría obtener de la Vuelta a Boedo. Se le negaría al club el estratégico retorno del estadio a Boedo para proteger a algunos vecinos de perjuicios que no se demuestran. Sin embargo, el club construiría una sede para beneficiar a muchos de esos mismos vecinos.Aqui, en la propuesta final de GGC es donde cobra sentido su afirmación interesada sobre que el verdadero motivo de la Vuelta a Boedo es la inseguridad del Bajo Flores. Y así llega a la conclusión que él busca: la Vuelta con estadio es innecesaria, sólo hace falta mejorar la seguridad en el Bajo Flores.Hace 20 años los sanlorencistas escuchamos que “todo lo que hay que hacer es mejorar el entorno del estadio” o que “la policía debería brindar seguridad”.La propuesta de GGC sobre el entorno del Bidegain adolece del mismo voluntarismo que el Plan Regulador o el Plan Urbano Ambiental en sus declamaciones sobre el desarrollo del Sur.

Es un deber ser, ideal, que no toma en cuenta las dificultades concretadas de su implementación (¿le importarán?).EL voluntarismo no logra resultados y los perjuicios los paga San Lorenzo. Partido tras partido decenas de hinchas de San Lorenzo son asaltados, decenas de autos son destrozados o incluso baleados en las adyacencias. No se han producido muertes sólo porque Dios no lo ha querido o por falta de puntería.Los sanlorencistas sabemos cómo resultan las mejoras del alumbrado público: son destrozadas por los delincuentes a los pocos días de realizadas.

Y en cuanto a la policía sabemos que cuando se reclama por más seguridad el resultado es que al partido siguiente los controles son más rigurosos e incluso agresivos…para los hinchas de San Lorenzo. Adentro de la propia Ciudad Deportiva. En la calle todo sigue igual.

Pero aunque la policía hiciera su mejor esfuerzo esi improbable que lograra resultados. Los hinchas de San Lorenzo usan masivamente el auto para ir al Pedro Bidegain (a diferencia de lo que ocurriría en Av. La Plata). Estamos hablando de un promedio de 25.000 personas y de aproximadamente 7000 autos de los cuales sólo aproximádamente 1200 pueden ingresar a la Ciudad Deportiva.La zona de influencia del estadio (es decir, la zona donde los hinchas dejan sus autos abarca aproximadamente 500 hectáreas, nada menos.
Demasiados blancos para elegir por parte de los delincuentes (incluyendo, por supuesto a los habitantes de la zona que son las principales víctimas de la delincuencia), dispersos en una superficie enorme, demasiadas vías de escape, demasiadas zonas donde la policía si persigue a los delincuentes puede encontrarse en inferioridad numérica y de poder de fuego.
La solución a la inseguridad en el Bajo Flores debe lograrse desarrollando la zona y para cumplir con la obligación del Estado de proteger a sus habitantes.
Ese debe ser el objetivo y no usar una promesa de solución voluntarista como forma de detener la vuelta del Gasómetro a Boedo.Ojalá GGC hubiera escrito una nota defendiendo a las víctimas de la inseguridad en el Bajo Flores (entre ellas, los hinchas de San Lorenzo).

O una nota pidiendo el análisis de impacto ambiental para la planta recicladora de basura instalada sobre Avenida Varela y que hace que el olor en la Ciudad Deportiva (y en todo el barrio) sea por momentos insoportable. Estas son las inversiones reales, concretas, en la zona: proyectos que sería rechazados en cualquier otro lugar de la ciudad.

Pese a lo afirmado San Lorenzo no va a abandonar el Bajo Flores, bajo ningún concepto. Seguirá allí incluyendo, brindando un espacio sano para la niñez y la juventud, siguiendo las enseñanzas del Padre Lorenzo Massa. Pero no seguirá dependiendo pasivamente de los avatares del desarrollo urbano de la zona, siendo como es un club con presencia de socios en muchos otros barrios de la ciudad.Mientras San Lorenzo y su masa social padece perjuicios concretos y reales en el Bajo Flores GGC se ocupa de defender a algunos vecinos de Boedo que se oponen al Estadio por temer daños hipotéticos que los análisis empíricos y la simple observación de los hechos desmienten.

¿Serán miles, como afirma GGC? Es posible. ¿Cuántos de ellos podrían denunciar perjuicios concretos a su patrimonio o calidad de vida? Seguramente muchos menos. Con estos últimos San Lorenzo debería contactarse y evaluar las acciones a seguir caso por caso.La solucion que GGC propone sería tranquilizadora para determinados actores que sin ser urbanistas buscan influir en la planificación urbana para lograr una ciudad detenida en el tiempo. Evitaría que algunos de estos paraurbanistas pudieran comprobar que luego de anunciar desastres si se construye un estadio en Boedo la realidad les mostrara una convivencia pacífica y fluída del mismo con el entorno urbano.

La Vuelta a Boedo cuestiona a un estilo de planificación urbana que pretende establecer un determinado deber ser unívoco para cada parcela de la ciudad.  La vuelta del Gasómetro a Boedo no es un disparate urbanístico pero sí es vista como un disparate urbanístico por ciertos actores que buscan influir en la planificación urbana, quienes pretenden que su leal saber y entender ( por lo general contradictorio y no sustentado por análisis empírico alguno) determine qué puede construirse y qué no en la ciudad. Sus exponentes ven a la ciudad como una gigantesca maquinaria que debe “funcionar” y sus leyes de funcionamiento las determinan ellos.

Para ellos si el estadio de San Lorenzo está en el Bajo Flores y no en Boedo la ciudad “funciona”. Para ellos un estadio, equipamiento urbano por excelencia, debe ubicarse lejos de las áreas residenciales (como si en el Bajo Flores no vivieran decenas de miles de personas).

Ellos mismos declaman la importancia de fomentar el uso del  transporte público en la ciudad.

No parecen advertir la contradicción entre el fomento del transporte público y al mismo tiempo establecer que los estadios deben ubicarse en zonas donde el transporte público tenderá a ser escaso por no resultar rentable para las empresas que prestan el servicio, induciendo así al uso del automóvil particular.

En estos estadios, tal como ocurre en el Bidegain, la salida es un caos de tránsito cuando miles de autos concentrados en los estacionamientos intentan salir al mismo tiempo.Un estadio en Av. La Plata 1700 fomentaría el uso del transporte público

El futbol hace a la identidad de los barrios: si hay un estadio es porque hay un grupo social que lo sostiene.  En Buenos Aires es así, en otros lugares del mundo los procesos de conformación de las ciudades y la organización de los clubes fueron diferentes. No tomar esto en cuenta lleva a situaciones como la del Estadio Unico de La Plata.

San Lorenzo debe (y desde DBV hemos entregado documentos al respecto al presidente Matías Lammens) reunirse con los vecinos y contemplar la situación de aquellos que puedan demostrar perjuicios concretos, por encima de las “molestias” que hacen a la interacción urbana normal entre personas y grupos heterogéneos. Y realizar las adecuaciones al proyecto o cualquier otra medida que resulten necesarias. Esta sería una solución mucho más civilizada que la que GGC propone.

Sería muy triste que Boedo desperdiciara una oportunidad que difícilmente se repita. Resulta claro que la sede social que podría financiar San Lorenzo por sí sólo no sería la misma que podría desarrollarse junto al proyecto de estadio, con la participación de sponsors.

Algunos vecinos tienen miedo, básicamente esa es la cuestión. Ese miedo es respetable pero el Estado debe salvaguardar sus intereses ante perjuicios CONCRETOS, sin que eso implique aceptar que ese miedo sea el que conduzca el urbanismo en la ciudad.

AUTOR: Marcelo Castillo

Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo. Economista. Magister en Economía Urbana.

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