CONTATE OTRO (PARTE 4)

HISTORIA

La aspiración racinguista, huracanense y xeneize de reescribir la historia (y los historiales) del fútbol argentino se sostiene con imposiciones absurdas. Una de ellas es la creencia de que los partidos jugados en condiciones organizativas irrisorias son equiparables a los de hoy, y que los títulos obtenidos hace más de un siglo por un equipo en el que jugaban siete hermanos, en cuadrangulares con menos organización que un torneo de Papi bajo la autopista, son homólogos a los actuales campeonatos de Primera División.

La historia puede manipularse de muchas maneras y obviar lo determinante es una de las más burdas. En ese sentido, si obviamos la absoluta falta de seriedad de los campeonatos “organizados” por The Argentine Association Football, primero, y por la Argentine Football Association, después, podríamos decir -sin ruborizarnos- que la primera década futbolera del siglo XX fueron los años de Alumni.

¿Y por qué te voy a hablar de todo lo que ganó un club futbolísticamente extinto hace más de un siglo como si tuviera una importancia decisiva en la actualidad? Porque por estos días se está librando una batalla de sentido más trascendente que todos los partidos que jugó San Lorenzo en el año. Porque, en efecto, hay mucho más en juego en esta reescritura histérico-histórica que una copa o un mero campeonato.

Avalados por un revisionismo sin contexto ni rigor, hinchas de Racing, Huracán y Boca disfrazan con pasión por la estadística sus intereses particulares para reescribir toda la historia del fútbol argentino. Piensen en el Ministerio de la Verdad de “1984”, pero manejado por una decena de Ignatius Reilly de “La Conjura de los Necios”, haciendo lobby a través de distintos medios de comunicación para tratar de imponernos -entre otras cosas- que Alumni tiene prácticamente el mismo palmarés que San Lorenzo.

Y hacernos creer eso les resulta imprescindible para validar el resto de su “Revolución Homologadora” (combo que implica un Racing ultraexitoso, un Huracán ganador -valga el oxímoron- y un Boca de firmamento inalcanzable que te tiene ahí nomás en el historial, entre otras fantasías).

Pero volvamos a Alumni, el equipo de los hermanos Brown, volvamos a 1901…

Tan sólo cuatro equipos integraron el petit torneo que The Argentine Association Football League organizó ese año: Alumni, Belgrano Athletic, Quilmes y Lomas Athletic. Este cuadrangular -que un revisionismo poco serio pretende homologar a los campeonatos del Profesionalismo- se disputó entre los meses de mayo y agosto, y quedó en poder de Alumni, que así inició su “década ganada”.

En 1902 se sumó un quinto participante a la “liga”: Barracas Athletic. Fueron ni más ni menos que cinco los cotejos en los que un equipo ganó los puntos ante la inasistencia de su rival. El “campeón” volvió a ser cómodamente Alumni, con siete triunfos y un empate, sin caídas.

Para el año siguiente la entidad rectora pasó a denominarse Argentine Football Association. Al campeonatito se incorporó una sexta escuadra, Flores, cuyo papel fue poco decoroso (10 derrotas en 10 fechas, con goleadas degradantes como las que le propinó Alumni de 0-10 y 1-10). En esta mini-temporada los partidos que no se jugaron por ausencia de un bando fueron cuatro. La gran novedad fue que Alumni no se coronó de manera invicta, ya que cayó en la última jornada 0-1 ante Belgrano Athletic.

Precisamente Belgrano fue el encargado de cortar la seguidilla de “vueltitas olímpicas” de Alumni, al quedarse con el certamen de 1904 (con nueve victorias, una igualdad, cero caídas). La competencia volvió a limitarse a seis equipos, ya que el desafiliado Flores fue reemplazado por el Club de Estudiantes (antecesor de Estudiantes de Buenos Aires). En tres cotejos se le otorgaron los puntos al único team que se presentó.

Con la inclusión de Reformer (sí, así se llamaba un club), el torneo de 1905 incrementó a siete su número de participantes. En paralelo, el certamen que le permitió a Alumni retomar su senda ganadora también incrementó su registro de irregularidades, con un abandono antes del término de un match (a cargo de Quilmes, que perdía 0-3 con Belgrano Athletic) y la friolera de 10 encuentros en los que no se presentó un equipo. Vale aclarar que en siete ocasiones el ausente fue Barracas Athletic, que se retiró del campeonato después de haber jugado sólo cinco de las 12 fechas.

El petit campeonato de 1906, un festival de anomalías desarrollado entre los meses de junio y agosto, representó un cambio de formato, ya que la Argentine Football Association decidió promover a cuatro clubes (San Martín Athletic, San Isidro, Argentino de Quilmes y Belgrano Extra, equipo alternativo de Belgrano Athletic). Dado que el total de participantes trepó a 11 (por primera vez en la historia se llegó a los dos dígitos), se conformaron dos zonas: una de seis y otra de cinco escuadras. En la cancha de Porteño, Alumni (ganador de la zona B) se quedó con el título al imponerse 4-0 en la final sobre Lomas Athletic (ganador de la zona A).

Las apostillas de la “temporada” son, en algunos casos, increíbles: por la mala inclusión de un jugador a Barracas Athletic se le descontaron dos puntos tras su derrota 2-4 ante San Isidro; un encuentro duró 75 en lugar de 90 minutos (el triunfo 6-1 de Lomas sobre Barracas); otro apenas se extendió por 60 minutos (el 9-0 de Alumni sobre Belgrano Extra); el 2-2 entre Estudiantes  y San Martín Athletic se le dio por ganado 2-1 al local; en la última jornada de la zona B Alumni obtuvo los puntos por ausencia de Argentino de Quilmes; y en varios partidos hubo equipos que ejercieron la condición de local en la mismísima cancha de su adversario. Todo muy normal.

Así llegamos a 1907, con la misma cantidad de equipos (Porteño sustituyó a Belgrano Extra), pero la disolución de las dos zonas y un “todos contra todos” de 20 jornadas que configuró el torneo más largo hasta la fecha (se extendió entre el 21 de abril y el 11 de noviembre). Por primera vez, además, se estableció que el último de la tabla de posiciones debería descender (y que el primero de la Segunda División -existente desde 1899- ascendería). Claro que “más largo” no implica “mejor” y “con movilidad social” (?) no significa “exento de irregularidades”. Barracas Athletic, por ejemplo, fue desafiliado después de jugar siete cotejos (de los que había ganado dos y perdido cinco), mientras que Quilmes dejó de participar dos encuentros antes del final (por lo que le cedió los puntos a Belgrano Athletic y Estudiantes). El retiro de equipos fue moneda corriente, se invirtieron algunas localías y hubo dos abandonos antes de que se cumplieran los 90 minutos de juego (el de Lomas en su derrota 4-1 frente a Quilmes y el de Argentino de Quilmes en su caída 1-5 ante Alumni). Una perla adicional: el 9 de junio Lomas cayó como local 0-2 ante Belgrano, pero el match fue anulado y reprogramado para el 11 de noviembre… ocasión en la que Belgrano volvió a ganar, pero esta vez por la no presentación del anfitrión (!). Con 17 éxitos, tres igualdades y ningún tropezón, Alumni repitió su costumbre de “campeonar”.

El lugar del descendido y desafiliado Barracas Athletic fue ocupado por Nacional de Floresta en 1908. Sin embargo, al cabo de dos fechas la Argentine Football Association resolvió desafiliar a dicho team por “carecer de un campo de juego en condiciones”. Debe destacarse que los de Floresta habían vencido en sus dos presentaciones (3-1 en su visita a Reformer y 3-0 en su excursión a Lomas), las cuales quedaron anuladas y el torneo prosiguió “como si nada”, con 10 escuadras en lugar de 11 y 18 fechas en lugar de 20. Por mala inclusión de un jugador se le dio por perdido a San Martín Athletic un match en el que había vencido (3-2 a Porteño), misma sanción que recibió Estudiantes tras igualar 2-2 ante Belgrano. Ambos clubes fueron penalizados, además, con el descuento de dos puntos (lo que terminó siendo condenatorio para el descendido San Martín). El “campeón” de este nuevo cachivache organizativo, en el que se produjo el retiro de equipos en un total de 10 enfrentamientos, fue Belgrano Athletic, que cosechó 15 victorias, un empate y dos derrotas.

El de 1909 no fue un mini-torneo más, ya que representó el debut en Primera del recién ascendido River Plate (para más detalles sobre los primeros pasos en el inframundo del ascenso de los clubes que hoy son grandes, pueden leer mis tres notas “Vos sos de la B”). Se mantuvo el formato de “todos contra todos” de dos ruedas y se amplió a dos el número de descensos (sin que se ampliara el único cupo de ascensos). Hubo retiros de equipos en cinco encuentros, y un match -el de Estudiantes y River- que comenzó el 5 de septiembre (0-0), se suspendió por un “abandono” (sin más especificaciones) y culminó el 11 de noviembre (0-2). Al cabo de las 18 jornadas, la “gloria” fue nuevamente para Alumni, que le sacó ocho unidades de ventaja al segundo (River). Perdieron la categoría Reformer y Lomas.

Nueve fueron los participantes del “campeonatito” de 1910, que deparó una nueva coronación para Alumni y el descenso de Argentino de Quilmes. Curiosamente no se registraron mayores incidencias, salvo dos encuentros suspendidos el 7 de agosto que prosiguieron en fechas muy distintas (Porteño-Quilmes, dos semanas después; Argentino de Quilmes-River, el 23 de octubre). Un detalle ínfimo en comparación con lo anteriormente enumerado.

A partir de 1911, el asunto se pone más interesante. Se trata del año en el que los muchachos de Alumni obtuvieron su décimo “título” y -hartos de ganar (?)- tomaron la decisión de disolver el equipo. Se trata, además, del año en el que ascendió a la máxima categoría un club que forjaría en el Amateurismo un legado sepia de grandeza que hasta hoy lo a(com)paña. Pero eso lo relevaremos, claro, en la próxima entrega.

AUTOR: Carlos Balboa

Socio 12.236. Socio Refundador 2.045. Miembro de DBV. Periodista.

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