EL BAJO: MÁS ALLÁ DE CRUZ Y PERITO MORENO

CULTURA

En el barrio de Bajo Flores hay un club que reúne a propios y ajenos. El Club Villa Miraflores nace de la necesidad de contar un espacio donde el esparcimiento, las prácticas deportivas y las reuniones de amigos y amigas se volvieran un hecho. Conversamos con David Doldán y Cristian Toconas, integrantes de un proyecto de solidaridad e identidad azulgrana.

El barrio es mucho más que la Ciudad Deportiva de San Lorenzo. Es mucho más que el estigma, los silencios y las falsas imágenes que nos recorren a diario. En el barrio, muchos y muchas trabajan para achicar las desigualdades y fusionar el amor y el respeto.

Conversamos con David, profesor de fútbol femenino del Villa Miraflores, y con Cristián, responsable de la huerta escuela agroecológica que tienen en la terraza.

Más allá de los límites de la Ciudad Deportiva hay historias que contar.

El club Villa Miraflores reabrió a mediados de 2014. “Le pusimos pulmón, empezamos a reconstruirlo, a sacarlo adelante y hoy es lo que ves acá”, señala Lucas. Y agrega: “Tiene las ganas y la fuerza que le pusieron muchos de los que están viniendo y colaborando siempre”.

David: Era un club que se iba abandonando de a poco. Y llegamos nosotros y le fuimos dando vida con las actividades. Vamos iluminando de a poco. Y eso a la gente le gusta. Tenemos patín, karate, kick boxing, boxeo y tenemos una huerta.

Cristian: La huerta es un tema muy importante. Armamos un grupo en el que fomentemos dejar de contaminar tanto y ver cómo podemos reducirlo. Y una manera es en colectivo. En el club se puede trabajar mucho con los socios, con las familias, con los vecinos. Entonces, empezamos una huerta agroecológica. Queremos llevar este mensaje de la alimentación saludable, el cuidado del medioambiente y el cambio climático a todas las familias para que puedan hacer el esfuerzo todos juntos y esa es la única forma de ganar una lucha. Acá buscamos un objetivo colectivo. Nuestro lugar es el Bajo Flores y lo queremos mejorar. Actuando uno solo no puede, se necesita a los amigos, afectos, de las personas que tengan las mismas ideas.

¿Cómo llevan adelante sus proyectos en el club?

Cristian: No es algo que pensamos para nosotros, es algo que pensamos para los otros.

David: El barrio está lleno de clubes, donde hay solamente fútbol masculino o fútbol infantil. Decidimos armar fútbol femenino porque prácticamente no había. De a poquito se fueron sumando chicas. Empezamos con las más grandes, de 26 para arriba. Jugamos nuestro primer torneo en el que salimos subcampeones, al año siguiente entramos a jugar en una Liga donde jugamos contra clubes de Paternal, Lugano, Pompeya, todo de CABA. Logramos 1er puesto y 3er puesto. A fines de 2019 arrancamos con la integración de las más chiquitas: juveniles e infantiles. Hoy el fútbol femenino creció, tenemos alrededor de 40 chicas de 6 a 99 años, sin límites de edad.

¿Cuánto impactó la pandemia?

Lucas: Impacto y mucho. Si bien no contamos en el club una cancha de fútbol, entrenamos a unas cinco cuadras, en un descampado que tiene una cancha y una plaza. Siempre nos tenemos que pelear con la gente. Con el tiempo, nos fuimos ganando un espacio y saben que los miércoles y viernes entrenamos nosotros de 18 a 20. y nos respetan.

Durante la pandemia fuimos buscando amistosos en espacios abiertos y que puedan contar con todos los protocolos posibles. Tratamos de que a las nenas las acompañen los padres, siempre tomando distancia, alcohol, este año les hicimos barbijos.  Estamos viendo si conseguimos ropa para el invierno porque entrenamos al aire libre.

Respeto y humildad

¿Cómo se manejan en el día a día?

Cristian: Pensar en el otro y el azulgrana son cosas que nos identifican en este club. Tenemos una identidad.  Nosotros somos del barrio, nos criamos acá y sabemos lo que es la marginalidad. Tenemos claro lo que es cuando un vecino de Parque Chacabuco nos ven en el parque y se cruzan de vereda por el prejuicio. Y nosotros no vamos a reaccionar mal, vamos a reaccionar bien con amor, con deporte. 

David: Con respeto, con humildad.

¿Cómo fue la refundación del club?

Cristian: Vivo en el barrio hace 30 años y no tenía mucha relación con el club. Desde el año 2014 que lo empezamos a pintar, entendimos que tiene mucha historia. Es un club que costó mucho. Costó mucho en el sentido de organizar y de a veces desilusionarse. hay de todo en el medio. Siempre tratamos de sacar lo positivo y lo positivo acá construyó mucho.

David: empezamos pegando cartelitos y pegando volantes.

¿Qué relación tiene el club con San Lorenzo?

Cristian: ¿Lo principal? los colores. San Lorenzo tiene otros puntos de vista acá en el barrio. Te ofrece un montón de cosas, un montón de deportes. Siempre con la mejor. Los colores y el club tienen buena relación acá.

David: Tuvimos un entrenamiento con las Santitas, a la arquera la entrenó el entrenador de arqueros de la primera de San Lorenzo. Se fueron felices, hasta le quieren jugar un partido amistoso.

Cristian: A los colores de San Lorenzo los llevamos en la camiseta. Lleva el escudo y tiene los colores. A donde van, piensan que somos del Ciclón. Yo ando siempre vestido azulgrana, toda mi vida es de San Lorenzo. 

Cuestión identitaria

Mientras conversábamos con Lucas y David, se sumó Guido Veneziale, integrante de la comisión del Villa Miraflores y presidente de la Federación de Organizaciones Deportivas de la Argentina (FODA) y de «Clubes sin techo».

Guido Veneziale: CASLA Social nos hizo las primeras camisetas del fútbol femenino del Villa Miraflores, por eso tenemos el escudo. y este año nos enviaron material deportivo, de boxeo. Algunas de las bolsas que están colgadas nos las donó Casla Social. Uno de los clubes con los que articula San Lorenzo es el Villa Miraflores, pero es un trato de palabra. No es un convenio, nada.

¿Cómo viven la Vuelta a Boedo?

David: San Lorenzo le da otra vista al barrio. No es solamente la villa, está la cancha. Te preguntan «¿en dónde vivís?, decís “en el Bajo Flores” y te responden “Ah, al lado de la cancha de San Lorenzo”. No te dicen, “ah la villa”. Y uno lo dice con orgullo: “Sí, al lado de la cancha”. A mi me da pena, lo mejor de San Lorenzo lo vi acá. Y me da un poco de nostalgia que se vaya, pero también tenemos la identidad, como todos. Y la identidad de San Lorenzo se gestó en Boedo.

AUTOR: Florencia Restucci

Colaboradora en DBV. Socia de San Lorenzo nro. 41.760. Directora de El Numeral. Licenciada en Comunicación.

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