MEMORIAS DE COSAS NO TAN PASADAS

FUTBOL

Año 2010. Era casi pre-digital, con las redes sociales recién asomando la cabeza de manera masiva en nuestro país. Por entonces, el Gobierno de turno de San Lorenzo no tuvo mejor idea que rematar a Chile a un incipiente juvenil, Gonzalo Rovira. Con las dificultades de la época, miles de adherentes se manifestaron con su firma a través de De Boedo Vengo en contra de la venta del joven delantero en un ensayo  que sentó un antecedente por sobre los modos en que debe preservarse el capital del Club. Meses más tarde, lo perfeccionamos para defender el predio de Mármol y Salcedo, donde hoy se encuentra el Polideportivo Roberto Pando, en lo que por entonces intentaba ser “el proyecto de la Escuela Filmus”.

Salvo para nuestros lectores entrados en años, el anterior puede parecer un relato casi de la prehistoria, especialmente para la generación posmilénica. Sin embargo, hay políticas que permanecen inalteradas en un club institucionalmente postrado que decidió anclarse en el pasado sobre las tradiciones políticas de Savino, Abdo y Tinelli. Una de ellas es la atribución de valor a nuestros jugadores juveniles: para los dirigentes siempre valen casi nada.

El mito de Cronos

Es habitual escuchar a directivos justificar préstamos sin cargo a clubes ignotos, opciones de compra ridículas, o libertades de acción- opereta mediante- impensadas como la de Peralta Bauer  con la carrera que a posterior realizaron muchos de los juveniles formados en San Lorenzo.

En general, los seres humanos tenemos la tendencia natural a fijarnos en los casos que confirman nuestro relato pero va de suyo que una serie de hechos corroborativos no constituyen necesariamente una prueba. Mucho menos cuando podríamos afirmar que casos pasados como el de Rovira, Daniel Ibáñez, Rufino Lucero, o, en este mismísimo momento, la carrera del formoseño Manuel Insaurralde, son fracasos patrimoniales autoinflingidos por el club que los formó. Como un padre que devora y conspira contra sus propios hijos.

Publicación en Instagram de Gabriel Rojas.

Difícilmente podría esperarse una carrera exitosa de un futbolista formado en el club, con aspiraciones de éxito en un cuadro grande, citado a los seleccionados nacionales, que rinde cuando suma minutos en Primera, pero que sin razones evidentes se encuentra postergado por una docena y media de contrataciones sin cifras visibles, de su misma categoría, y con iguales o menores condiciones futbolísticas.

Quizás no recuerde estos nombres, pero sólo por citar ejemplo de esto último, podemos mencionar a Alejandro Melo, Alejandro Barbaro o Valentín Perales, quienes recibieron el trato, ocuparon el lugar y los minutos en cancha que los juveniles de San Lorenzo no.

Teléfono, Presidente

Hace una década, el caso Rovira resultó -lejos de una simple anécdota- toda una declaración de principios por parte de aquella CD. Ese modelo todavía goza de buena salud, y los “votos de confianza” en la última Asamblea anticipan más de lo mismo. Pero no por ello la actualidad representa otra gran oportunidad para ponerle, al menos, un paréntesis  a la postergación de nuestras inferiores.

Difícilmente el Presidente de la transición, Horacio Arreceygor, intente remontar este fenómeno. Su paquete inicial de acciones es un muestrario de ello. Pero si quisiera darle volumen a su discurso de austeridad, cuenta en el vestuario con los Torrico, Herrera, Rojas y Ortigoza que pueden darle el contexto que necesitan los Flores, Palacios y Sequeira para no ser Rovira. Para tener en ellos a los próximos Zabaleta, Ervitti y Romagnoli.

AUTOR: Alejo Diaz

Integrante de De Boedo Vengo. Socio de San Lorenzo nro. 8.589 y Socio Refundador.

2 comentarios sobre «MEMORIAS DE COSAS NO TAN PASADAS»

    1. Gracias, Norberto. Nuestro club invierte mucho dinero y detrás de cada chico trabaja demasiada gente como andar rifando el patrimonio de San Lorenzo tan livianamente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *