SE ABRIO LA VENTANA DE OVERTON AZULGRANA

Lopardo, en algo parecido a la brujería política, terminó encumbrado como Presidente. A la oposición le costó dar el paso al frente (aunque sí ponemos en valor que no propiciaron la acefalía pese a la presión pública), el oficialismo nunca reconoció a @morettimarcelo como conductor y se ajustó a integrar la lista y amontonarle bolsitas de votos para ganar y cholulear sin jamás prever un esquema de gobernabilidad. Nadie era ni es oficialista por convicción.

Este fenómeno es recurrente en el club, al menos desde hace unos 15 años donde lo “gestado por fuera” pasó a ser parte de la corrección política, una vasectomía a la rebeldía que habíamos generado fuera de los “partidos políticos” y, sin más, ningún candidato quedó afuera de proponer la Vuelta a Boedo y un conjunto de ítems compartidos por todos ellos en las plataformas electorales cuasi gemelas. Eso explica la encerrona e inclusive el intercambio de pertenencias entre agrupaciones, llenas de políticos que pegaron saltos de un lugar a otro y cada vez que aterrizan al nuevo espacio lo hacen con toda la fuerza del fundamentalismo fundacional… el peor de los fundamentalismos: el de los conversos.

A todo esto, hay lugar para los pícaros. Al principio con timidez, luego intentando presentarlo como “una alternativa posible” se inició el derrotero de resolver la interna por la externa (IGJ, capitales mixtos, etc.), esa propensión a tener más ganas de tener razón que (aún teniéndola) preservar el interés del club; detrás se fueron incubando los personajes amigables del mundo pro SAD y ahora un laboratorio social de empezar a cocinar a fuego lento el retorno de @MatiasLammens.

Sus impulsores saben que la capacidad de tolerancia del socio es infinita. Lo de Braida, por citar el último caso, es una obra maestra del entreguismo y aún así lo toleramos. Se apela constantemente a la fidelidad, a poner la emocionalidad al servicio de un grupo de piolas dirigentes o aspirantes a serlo.

De todas las cosas que pasan sin competencia futbolística de por medio, sin dudas lo más preocupante tiene que ver con los intentos de usufructuar la resignación del socio.

Por eso hablamos de la Ventana de Overton: aquello de instrumentar una secuencia de acciones con el fin de conseguir un cambio impensado y radical; no se trata de un lavado de cerebro, sino de una exposición a la racionalidad y a la tolerancia de algo que en principio es inaceptable, para que luego de un proceso determinado termine siendo totalmente aceptado.

Los pro SAD, en todas sus versiones, acreditan un ejemplo concreto. En el club del 30/11… insultante. Pero para que la obscenidad no sea excepción sino “un estilo” de la clase política del club, MM derrapa con un regreso triunfante y para completarla ahora también lo hace ML.

Y así en un derrotero que se inicia desde lo impensado a lo radical (bajo el amparo de la libertad de expresión y colocando ejemplos sólo exitosos: «El Barca pasaría a ser SAD», «Lo que hizo MM lo hacen todos», “ML hizo un desastre pero fuimos campeones»), de lo radical a lo aceptable (presentar como intolerante a quien critica el impulso especulativo que conlleva la propuesta), de lo aceptable a lo sensato (ampliar la base de francotiradores a periodistas y citas de autoridad que sindiquen como rebeldes o intolerantes conservadores a quienes deschavan el juego que se está incubando), de lo sensato a lo popular (se humaniza, apalancado en la resignación como única alternativa posible) y de lo popular a lo político (la presión asimétrica es tal que se legitima, bajo un rostro más digerible aquello que en el primer estadio era totalmente impensado).

Juguemos responsablemente a identificar en cuál de los 5 estadios nos encontramos, sea por pro SAD, sea por MM o por ML. Nos queda trasladar la ironía y el alerta en conquistar conciencias para que truene el escarmiento.