LAS SAD: UN VIEJO RENOVADO DEBATE

De modo lógico, el clima electoral se apoderó de la centralidad de las conversaciones entre los cuervos. El número de concurrentes al comicio corroboró el compromiso que se venía visualizando entre los socios e inclusive, por su contundencia, conservó la supremacía en la relación entre el asociado por sobre la calidad de la oferta de sus representantes.

A los márgenes del poroteo de votos, remises, los juegos subterráneos de tráfico de voluntades y las claudicaciones inconfesables en nombre de «que hay que ensuciarse para llegar» quedó prendidita la llama, en piloto automático, del debate sobre las SAD.

Ayer, en cadena nacional, el Presidente de la Nación, Javier Milei, pateó el tablero para establecerla como opción legal para las entidades deportivas. Lo que se intuía se concretó. La llamita dejó de serlo y ya es fogata: habrá que encararla. A los sanlorencistas nos interpela, y de frente, respecto de nuestra insignia mejor (aquella que nos distingue de todos los clubes nacionales): el 30/11.

Lo primero que queremos decir es que no estamos frente a un fenómeno idéntico al del año 2000. Algo cambió, además del paso del almanaque: si hay un retorno de algo que parecía derrotado y perimido, justifica por sí mismo su atención, sobre todo para quienes estuvimos enfrentados a ello.

La realidad se impone siempre sobre la teoría y además nos da indicios para aleccionarnos. Este presente, la historia reciente de #SanLorenzo, es elocuente: no hubo 30/11 donde muchos de sus dirigentes gritaron enfurecidos “San Lorenzo NO SE VENDE”, aunque lo postraron. Inclusive parcelaron dimensiones de la gestión para que se financie de modo autárquico, que se autogestione su sustentabilidad y procure sus recursos de modo sectorial para garantizarse su existencia. Una arquitectura muy pariente-cercana a micro-gerenciamientos, imponiendo la lógica de la sustentabilidad económica por sobre la misión institucional (en el caso del CASLA situación más gravosa por nuestro origen inspirado por el Padre Lorenzo). Los ejemplos en el futbol profesional han sido más que contundentes, se explican solos. Y eso que nunca dejamos de ser una Asociación Civil sin Fines de Lucro. La mala praxis de los dirigentes y el estado de cosas derivado de ellos han sido la materia prima argumental para el retorno de aquello que creíamos perimido y derrotado, que se desarrolla en un clímax sistémico y general en el país, y en el cual San Lorenzo no es la excepción y ya cuenta con postulantes oferentes para traernos «la buena nueva».

Este estado de las cosas, la historia transitada, esta realidad efectiva nos demuestra que se requiere mucho más que una defensa banal, de pose, en modo slogan de las Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro, la cosa va en serio y no hay lugar para la estudiantina.

¿A que nos referimos? Sostenemos que esta nueva realidad ya no puede ser explicada ni se ordena de modo pleno y absoluto en torno al eje «SAD VS Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro», ya no alcanza con gritarla fuerte una vez al año y sin más, o bien adoptándola como un guiño cándido a la «corrección política». El riesgo es grande: la vacuidad de la consigna. Consigna que fue vital en el 2000, que aún estructurando una dicotomía válida que ordena gruesamente preferencias ideológicas no explica por completo y a fondo esta nueva compleja realidad. En criollo: no es difícil identificar en los últimos 25 años dirigentes de clubes con una narrativa en la que defienden la Asociación Civil sin Fines de lucro al tiempo que se ponen el club de sombrero (hola San Lorenzo).

Lo cierto es que ese fenómeno no lo explica el tipo de ordenamiento jurídico del club, no es responsabilidad de que seamos una Asociación Civil sin Fines de Lucro, sino la catadura moral, la experticia en la gestión y la estirpe de los hombres que dirigen el club. ¿Alguien duda que las gestiones dirigenciales del pasado reciente de San Lorenzo no se hubieran puesto de sombrero una SAD? Son los Hombres, no la letra.

Es imprescindible una masa societaria atenta, que se convoque en el interés del club no sólo para los actos electorales, que demande dirigentes probos, que eche luz sobre los límites del voluntarismo y las buenas intenciones, que no se desentienda de las decisiones de sus dirigentes, que pueda identificar que la opción por la Asociación Civil sin Fines de lucro se fundamenta en nuestro origen de México y 33 Orientales, que es el del Padre Lorenzo, el de la grandeza a recuperar y que ante semejante nueva realidad no puede ir dotado de un slogan vacuo.

Hay que estar atentos, la realidad nos alecciona: no hay peor fundamentalismo que el de los conversos.

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