UN FINAL ANUNCIADO

Se fue Martegani. Nos enteramos por medios de afuera porque, hasta el momento, nadie desde el Club dio detalles de su salida. Una más entre las tantas operaciones que venimos señalando: poco convincentes, nada claras y, en este caso, llevada adelante con mucha torpeza. En rigor era un final anunciado. Se apilaron todas las variables para que el desenlace no pueda ser otro.

Para enero su representante en declaraciones públicas propició un golpe bajo a Insúa con aquello de “pedirle que pegue patadas es como tener una Ferrari y meterla en el barro». Un golpe evitable (de los no autopropiciados) al postulado DBV de #CuidemosaInsua.

En Martegani futbolista conviven atributos de los buenos y los no tanto. Una zurda privilegiada, algún gol que quedará en el recuerdo de todos y una sensación de “cuando explote dará que hablar”. Por otro lado, un contraste muy marcado con los pilares identitarios del milagro futbolístico actual basados en disciplina táctica, sacrificio, espíritu colectivo y subordinación de las individualidades a un equipo con una cabeza definida.

Sin demasiado esfuerzo intelectual cualquiera se da cuenta de que, en la ley del mercado, #SanLorenzo funciona proporcionalmente a la inversa: muy generoso como vendedor cuando debe preservarse el patrimonio del Club; y, como comprador, generoso con quien le vende.

Sin demasiado esfuerzo intelectual, cualquiera se da cuenta de que en este mercado de pases volvieron a maquillar autos viejos y hacerlos disimuladamente remises para que Insúa se las arregle como pueda.

Sin demasiado esfuerzo intelectual, cualquiera se da cuenta de que siguen generando las condiciones objetivas de vaciamiento para que broten las especulaciones sobre el arribo, a pura chequera, de terceros financistas y potentados.

Por todo esto, el pedido de una auditoría para identificar las responsabilidades de cada uno de los dirigentes que llevaron a este estado económico, financiero y patrimonial debe ser un compromiso sine qua non para el próximo gobierno que tenga la vocación de romper con la crisis de representatividad de la política azulgrana, con un #SanLorenzo más identificado con su Historia, sin preeminencias individuales y donde la identidad sanlorencista sea el norte de todas las brújulas.

Tantos renglones y casi no hablamos de los dirigentes. Efectivamente. En cada una de las instancias recorridas estuvieron ausentes. No cuidan a Insúa (por el contrario lo usufructúan), nunca despabilaron al pibe, no replicaron a su representante, refuerzan con malas decisiones la desigualdad de origen del club en el mercado de pases y hacen brujería semántica: nos explican que tienen pensado hacer las cosas diametralmente opuestas a quienes los precedieron, o sea, ellos mismos.

LA VUELTA: DE CUESTIÓN DE ESTADO A LUGAR COMÚN ELECTORAL

Aquella espontaneidad de los comienzos sufrió tantos manoseos que indefectiblemente terminó devaluando la Causa azulgrana. Un derrotero de clichés, maquetas, fotos, micrófonos (muchos micrófonos), vanidades, voluntarismos… Un gran juego iniciado con una jugada maestra del savinismo (tan perversa como maestra): fomentar la oposición de la oposición.

Oposición a una oposición no necesariamente electoral, sino oposición a la quietud, a la rítmica cansina y especulativa de los tiempos; a administrar emocionalmente la causa (ya en minúscula) volviendo tantas veces para no volver nunca. Aquellas fotos de escrituras y llaves, sonrisas y algún actor de reparto para humanizar la frialdad de Lammens o Tinelli.

De la Causa de Estado a la causa electoral atomizada, incongruente y de reacciones espasmódicas con las precauciones que nunca adquiera el carácter de una Política de Estado Azulgrana.

El paso del tiempo es bueno para el vino y alguna cosa más pero no para todo. Hoy la Vuelta se sigue devaluando. Como un toma-daca extorsivo para que nuevamente la Asamblea levante las barreras del peaje, todo bajo el apelativo de un Fideicomiso de Administración “San Lorenzo – Edificación del Estadio”. Por debajo aparece el Balance del ejercicio cerrado al 30 de Junio de 2022, ejercicios contables que agotaron todo el talento e imaginación de cuanto contador público probado examine.

La administración irresponsable pareciera no tener fin, un club ahogado financieramente, sin documentación que dé cuenta del estado patrimonial real, inclusive con directivos que ostentan determinados cargos hacia adentro y otros hacia afuera.

Si hay esfuerzos individuales para financiar cosas del día a día es porque fracasaron.

Si son opciones reales a este oficialismo opositores que se oponen hace 15 minutos es porque fracasaron.

Si los asambleístas renuncian, se abstienen o bien reclaman saber por qué deben levantar la mano es porque fracasaron.

Si la vida política del Club se dirimió y se dirime entre los pasillos misteriosos de la IGJ es porque fracasaron.

Si Insúa hace milagros futbolísticos e inclusive de gestión institucional, a sabiendas de que fue la opción número 5 del oficialismo es porque fracasaron.

Lo que resta es estar atentos a que no generen un escenario más delicado que el actual; que los asambleístas antepongan el todo a la facción, #SanLorenzo al carnecito blanco: se puede votar todo afirmativamente, alguna sí y otra no, e inclusive ninguno de los temas a tratar. 

A sólo 100 días de las elecciones (¿?) viene bien recordar que muchas veces de los laberintos se sale por arriba.