Debió saldarse antes. Mucho antes. En agosto de 2024, anunciamos que Marcelo Moretti no daba la talla. Desde entonces asistimos a un fin de ciclo, incluso bajo su presidencia.
Pudo saldarse, a la luz de los hechos, con la suspensión o la destitución, sin infantilismos. La contundencia del video demoró en encontrar correlato político y una respuesta acorde desde la dirigencia. Tardó tanto que el Tribunal de Ética de la AFA movió primero y facilitó el atajo que necesitaba Moretti y sus aliados: resolver la interna con la externa.
Durante todo ese tiempo a hoy, el club hace malabares frente a la anomia. Y lo que debía saldarse en los límites de #SanLorenzo, dentro de la orgánica legal del club terminó jugándose de visitante, afuera.
En AFA se juega de verdad y AFA movió fuerte, legalmente endeble pero con la suficiente prepotencia política.
El problema con Viamonte no es jurídico, es político. Invocan un principio insólito (non bis in idem), cuando el involucrado es Presidente de un Club con distintas disciplinas (no exclusivamente de fútbol) y sientan un antecedente peligroso: AFA se facultó a decidir quien puede o no ser socio en cada institución afiliada. Un dislate.
El club quedó sin contornos, poroso a AFA, IGJ y cuanto tribunal abra las puertas a los desatinos de MM y de los codiciosos que decidieron resolver la interna con la externa.
En fin, acá estamos. Ahora toca preservar los intereses de San Lorenzo y resguardar a la Institución. Retomar los principios de legalidad y legitimidad.
En ese sentido, MM no es legítimo: perdió aval, credibilidad y carga una condena social sobre sí.
MM tampoco es legal: está suspendido, con licencia y con o sin carnet ya integra las páginas negras de la historia del club.
MM no encarna un programa político. Su proyecto, como el pescado, se pudrió por la cabeza.
Todo indica que la dirigencia hará primar el principio de conveniencia por sobre lo correcto.
De todos modos, avanzar con la destitución de MM sigue siendo un fin en si mismo; resta trabajarlo dentro de lo legal, respetando las cartas orgánicas del Club y de AFA, sin perjuicio de la validez formal de lo actuado hasta el momento por el Tribunal de Honor de San Lorenzo. Se inicia una contracurva para los directivos.
La atención sigue puesta en la Asamblea, veremos si el juego prebendario logra amansar el amor por los colores.
Tenemos gimnasia, del laberinto muchas veces se sale por arriba.
Que ni la dirigencia actual ni la anterior ni la aspiracional reduzcan nuestro compromiso «al aliento bobo» y que AFA sepa que, al igual que aquel 21/11/2000, sabemos marchar hasta Viamonte.
No manoseen más a San Lorenzo.