MM logró, mediante desatinos ininterrumpidos, amalgamar la acción conjunta de sectores opositores. Ni la mini primavera futbolística logró disimular las múltiples desavenencias de gestión y hoy los socios marcharemos a la sede de Av. La Plata a las 18 hs. con nuestros reclamos y un extenso petitorio.
Sabemos, y la biografía política así lo acredita, que MM no se caracteriza por ser un hombre de fuertes convicciones (del neo-mielismo de Sluga, a un reversionado savinismo para luego disputarle a Lammens el rol de correveidile de un primer Tinelli a un inorgánico solitario del último Tinelli). Tenía un objetivo que era “llegar” y el hombre llegó.
Arribó con una idea fuerza impracticable, lo dijimos al instante, de una auditoría (seria) a ML, la amañó desde el origen por una promesa de votos, tal como lo denunció Pablo García Lago (ex tropa de él) en CD, y todo lo que vino luego lo estructuró priorizando el punch mediático.
Su esquema se agotó y, como yapa, terminó oxigenando a actores fundamentales de la crisis institucional que él agrava día a día. Nos propone una experiencia contra natura de separarse con la esposa para casarse con la suegra. En DBV decimos que NO: ni Lammens ni Moretti.
Lo cierto es que los números no cierran: las pantanosas ventas de Bareiro, Leguizamón, Martegani, Giay y otros tantos juveniles dan un panorama bastante oscuro y el caso Bruera es para un sketch de Capusotto (donde mientras él hace goles para otro equipo le otorga un préstamo al Club).
Los deportes federados están a la deriva (con casos emblemáticos como el futsal), la banalización como política de estado de la Vuelta (que no es nueva), el poco claro posicionamiento respecto a las SAD, los contratos de jugadores que no se muestran (el caso Reali, de novela), la indumentaria desajustada del monto prometido (Atomik, todo un tema aparte), el personalismo en la toma de decisiones que siempre es malo pero aún peor cuando quien lo ejerce anda a los tumbos.
Sin embargo, el punto que desde DBV vemos medular y en lo práctico binario es la sede de Avenida La Plata. Su gravedad admite cualquier posicionamiento menos la indiferencia.
Lo dijimos con anterioridad: no podemos gerenciar el corazón edilicio de la institución, denotando incapacidad para administrar la piscina y el gimnasio y con la misma cara decir que vamos a hacer un estadio. Es una afrenta al sentido común y mucho más a la historia de San Lorenzo.
Nosotros le damos valor a los procedimientos de CD, cómo y cuándo sesiona y cómo y cuándo evidencia documentalmente lo que se decide, pero el gerenciamiento de la sede tiene un nivel de gravedad trascendente y de severas implicancias futuras y coloca a cada socio y agrupación en una situación de toma de posición clara.
Finalmente, debemos resguardar a la Institución de la pérdida de credibilidad de sus dirigentes pensando “hacia adelante”, que no nos transfieran al Club las propias. DBV apoya el reclamo, la gravedad del acontecimiento subordina a las preferencias de quienes intrépidamente se auto declararon amnistiados, y tal como las jornadas de noviembre de 2000 se actúa a conciencia: la historia coloca a cada uno en su lugar.
Hay que ser tan contundentes en la oposición del gerenciamiento de la sede como cautelosos con administrar el juego político porque la IGJ, los bomberos piromaníacos que armaron la tormenta perfecta para una intervención, no tendrán empacho en resolver la interna con la externa. No alcanza con declamar las NO SAD, sino demostrarlo en los hechos, y nadie tiene certeza al respecto.
El panorama es delicado, por el pasado y por el presente, y los destinos del Club dependen de un presidente (prácticamente sin equipo ya) que no administra bien los riesgos que afronta y genera.
MM ostenta el poder pero carece de las condiciones emanadas del mando de autoridad y el poder es como la plata: se gana, se pierde y se recupera. Pero la autoridad es como la vergüenza: una vez que se pierde no se recupera nunca más.