Hace ya unos meses que comparto con ustedes una visión incompleta de lo que a mi criterio es un problema central: San Lorenzo comunica mal. Digo incompleta porque solo puedo ver lo que se deja ver, no soy parte de ese proceso para conocer la problemática interna, los motivos por los cuales San Lorenzo ejerce una pésima comunicación que le genera perjuicios de todo tipo. Pero, sobre todo, de imagen.
Repasemos las últimas semanas en El Ciclón… La derrota ante Colón puso en jaque la poca tranquilidad que quedaba en el club. Ese día volvió el público al estadio y todo lo vivido fue una síntesis del penoso momento institucional. El presidente no tuvo peor idea que pasearse por la tribuna sacándose fotos en un acto proselitista y de pura demagogia, que puertas adentro no hace más que exponer su debilidad. La debilidad de quien sale a mendigar apoyos porque no sabe cómo ni con quién gestionar.
La bomba que activó Colón explotó 10 días después contra Lanús y era previsible, visita al Monumental mediante, de no vencer al Grana la crisis sería compleja de manejar. La Gloriosa despidió al equipo con una advertencia clara, “si no ganan (en la Quema) qué quilombo se va a armar”. Esa noche confirmaron a Montero y a la mañana siguiente le soltaron la mano. ¿Qué pasó? No sabemos, pero los periodistas o usuarios de Twitter allegados al Ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens (expresidente y principal constructor de este presente vacío de contenido histórico), afirmaron que Lammens habría vuelto a tomar las riendas del club y esa fue su primera decisión. Horas más tarde, también se anunció que Tinelli colaborará desde “afuera”…
Según esta información no oficial, pero oficial según la mala cultura comunicacional que desarrolló esta institución, Arreceygor sería el Presidente apuntalado por Lammens y Tinelli, que no van a dejar el club. No hubo conferencia de prensa, no vimos a Lammens y a Tinelli juntos hablándole al socio, dando explicaciones y, lo más importante, mostrando documentos comprobables de la deuda que le reclaman al club ellos mismos. No los vimos. Pero seguro habrás escuchado a Arreceygor tomando distancia de la figura de Tinelli en diferentes oportunidades.
Con esta noticia instalada pero nuca comprobada, se suponía que todo lo malo quedaría atrás, sin el técnico conservador y asumiendo que “hay que ponerse las pilas porque si no, nos matan…”, el plantel iría a la Quema exorcizado de todos los males místicos que lo afectan. Pero no fue así.
San Lorenzo debe profundizar su intención de modificar las políticas de posicionamiento personal, devolverle a la institución el carácter prioritario y generar una cultura de trabajo área por área, inculcando la necesidad de ser los mejores en cada rol, hacer lo necesario para lograr objetivos comunes y demostrar que la exigencia por ser los mejores nace desde las entrañas del club como un proyecto planificado para sostener la grandeza que construimos a lo largo de nuestra existencia. Esta improvisación constante, los desesperados intentos por esconder la falta de gestión, el vaciamiento sostenido de los recursos del club, la ruleta rusa en las decisiones futbolísticas y la falta de un norte definido, todo esto, llega a los medios en forma de bola de ruido que juega en contra de nuestra imagen corporativa.
Hoy te niega un contrato Heinze, mañana te vas a tener que sentar con empresarios para contarles un proyecto de club, vas a tener que seducir a un posible socio, y si no modificamos la vidriera, seguiremos rebotando sin rumbo, juntando musgo en Boedo y en las vitrinas.
AUTOR: Claudio Leonel Diotallevi
Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo nro. 16.883. Coordinador de Contenidos Audiovisuales en Torneos.
