Una pandemia, 582 días, tres DTs y un interinato después, volvimos a pisar los escalones del Nuevo Gasómetro. Cuántas sensaciones y emociones, ¿no? Fue una espera larga y prolongada, una vuelta al estadio que seguramente pudo haber sido menos extensa. Pero bueno, amigxs, ya sabemos que el ministro de Deportes no es un administrador muy capaz.
O tal vez sí lo es y logró su cometido: dilatar todo lo posible lo que se terminó reflejando en la tribuna: la bronca y los insultos a quienes ocupan los cargos dirigenciales de nuestro amado Club.
Volvimos a la cancha, nos hicimos escuchar y bastaron sólo dos partidos con público para que se tomen decisiones como despedir a un DT que poco trabajo hizo por San Lorenzo. Y eso que los responsables de nuestro presente todavía no dan la cara en el Bidegain.
Uno mira hacia atrás estos días y es imposible no pensar en la cantidad de tragedias y miserias deportivas que hubiéramos evitado con nuestra presencia en los tablones. Desde quedar eliminados de Copa Argentina, Libertadores y Sudamericana en cuestión de un mes hasta un perro muerto en las tribunas. Sí, el abandono es tal que en lo más alto de la popular se encontraron restos fósiles de un can.
Si hay algo que tenemos bien claro es que quienes amamos estos colores honestamente somos los hinchas, los que sin importar el presente vamos a estar siempre alentando y defendiendo al club de quienes dicen quererlo, pero solo lo utilizan para sus logros personales. Y sí, también es necesario insultar y enojarse de vez en cuando.
Ahora que los escalones ya no están vacíos y en silencio, van a tener que escucharnos. Ahora que volvimos a nuestras butacas o a nuestro lugarcito detrás del paravalancha, arranca el partido que vale más que tres puntos. El de los hinchas. Y nos van a tener que oír aunque intenten bajar el volumen a la hinchada en las transmisiones de TV.
