Está claro que son días para celebrar y para dimensionar la importancia histórica de lo conseguido. Pero más allá de la inmensa felicidad que nos produce la aprobación de la Ley de Rezonificación, no podemos dejar de anticipar la próxima batalla. Justamente pensando en la instancia de Análisis de Impacto Ambiental, conviene reflexionar sobre lo ocurrido en la Audiencia Pública.
Dicha convocatoria tuvo un resultado apabullante a favor del proyecto: casi el 92% de los y las expositores/as respaldaron la propuesta. Entre ellos/as hubieron muchísimos/as vecinos/as de Boedo. En total 762 expositores/as estuvieron a favor del proyecto, mientras que 69 personas (no todas ellas vecinos/as de Boedo) manifestaron su oposición.
Además, la Audiencia Pública puso en evidencia la fuerza de la participación política de las mujeres en el CASLA, a la par de la de los hombres. Diría que dicha participación fue esencial para destruir la imagen que los opositores al proyecto buscaron llevar a la Audiencia Pública y que vienen difundiendo por las redes desde hace años: que la Vuelta a Boedo la impulsan grupos de (hombres) salvajes que destruirán el barrio, generarán violencia, comerán olorosos choripanes y (sobre todo) orinarán en las veredas. Cualquiera que mire la totalidad de las exposiciones no podrá tomar en serio esa caracterización.
La contundencia de los guarismos terminan para siempre con la noción profusamente difundida en ciertos medios de comunicación que afirma que “los que están a favor del proyecto son los que no viven en el barrio, pero hay miles de vecinos del barrio que se oponen”.
Los/las opositores al proyecto contaron con todas las comodidades, tales como poder hablar desde sus casas e incluso hasta sin activar las cámaras (la mayoría de ellos sí las activó) y sólo pudieron reunir a 69 personas para manifestar su posición. E incluso no todos ellos/as eran vecinos/as de Boedo: también engrosaron la lista de opositores algunos miembros de ONGs que han encontrado en la oposición a la Vuelta a Boedo una nueva causa convocante.
En la Audiencia, además de los testimonios lúcidos y conmovedores de socios, socias, hinchas de otros equipos, jóvenes y ancianos, hablaron a favor del proyecto varios urbanistas de renombre y también profesionales con profundos conocimientos del mercado inmobiliario.
A los escasos opositores al proyecto considero pertinente separarlos en dos categorías: por un lado, vecinos atemorizados o que detestan el fútbol y, por el otro, algunos profesionales que manifestaron ser “urbanistas” o incluso “ambientalistas urbanos”.
Estos últimos son un tipo de “urbanista” paradójico: urbanistas anti urbanos. En lugar de entender que la riqueza y el potencial del entorno urbano está en las múltiples interacciones, que la ciudad es un entorno dinámico, cambiante, ellos pretenden congelar a la ciudad y separar el uso residencial del resto de los usos. Se oponen a casi cualquier obra de mediana para arriba, lo que por supuesto incluye a los estadios de fútbol.
Lamentablemente volveremos a encontrarlos en la siguiente etapa que deberá transitar la Vuelta a Boedo: la evaluación de impacto ambiental del estadio. No obstante, antes de esta nueva batalla, San Lorenzo deberá definir el proyecto concreto a implementarse.
Por lo afirmado considero que San Lorenzo debe prepararse para esa instancia con mucha seriedad. La misma incluirá no sólo diversas presentaciones, sino también una audiencia pública donde volverán a enfrentarse las dos concepciones urbanas mencionadas: la que considera que la riqueza de la vida urbana está en la interacción de distintos colectivos y actividades y la que considera que el uso residencial no debe convivir con otros usos salvo que medien condiciones (por ejemplo, grandes distancias de separación) que en los hechos no se verifican en ninguna zona consolidada de una ciudad.
Habrá que estar muy bien preparados para obtener un resultado tan demoledor como el de la Audiencia Pública de la Ley de Rezonificación.
AUTOR: Marcelo Castillo
Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo. Economista. Magister en Economía Urbana.
Si fuera que se quiere hacer un estadio donde nunca existió, también me opondría; basta de estadios en la Capital. Pero este caso es distinto, es reconstruir donde ya había un estadio. Y destruído por la acción de una dicatadura asesina.
Esperemos que el bruto de Tinelli y su pandilla no inauguren una nueva era de corrupción alrededor de la construcción del estadio. Y tampoco que lo usen como teatro de bandas de rock, cumbia y demás… Sólo deporte.