LOS COLORES NOS SALVAN

TRIBUNA

A mí siempre me trata con amor. Supongo que le hago sentir única, especial. Me doy cuenta de que no se siente así con cualquier prenda. Creo que el secreto está en los colores. Sí, es eso… yo soy blanca y tengo unos bastones azules en el frente. Arriba a la izquierda, donde esta el corazón, llevo el escudo. Soy la camiseta suplente, pero ese rótulo no me hace sentir menos.

Hubo una época en la cual, según ella, yo era cábala. Aquellos domingos eran una fiesta. A primera hora ya estaba lista para que acudiera a mí. El encuentro era, es y siempre será lo mejor. El encuentro con ella, cuando me prueba, cuando me retrata en alguna foto. Cuando no es día de partido e igual me elige. Esos días creo que siente un orgullo especial, puedo notarlo… Es algo recíproco.

Si San Lorenzo pierde, y si pierde por goleada, algo en mí hace que quiera transmitirle fuerza. Y así lo siente ella. Porque la escucho cómo grita con furia, pero con amor, cómo canta, e intento abrazarla. Entonces, de manera instantánea, ella grita con más fuerza. «Te juro que en los malos momentos, siempre te voy a acompañar«. Sí, ya me aprendí algunos cánticos.

Es que hace años la acompaño. Algunos llevan más tiempo, pero todos estamos en el mismo lugar. Camisetas, pantalones y buzos. Somos como una gran familia. A todos nos guarda en el último cajón. Ella lo llama «el cajón de San Lorenzo». Es desordenada, bastante, aunque a veces le agarra la locura y se pone a ordenar todo… pero nosotros siempre estamos en el mismo lugar. A veces pregunta dónde está tal campera, o tal vestido, pero nunca pierde la indumentaria de San Lorenzo. Y si seremos especiales que nunca nos desecha…

Hay, por ejemplo, una musculosa que ya no le entra, pero que ella igual guarda. Y la guarda con tanto amor… Por eso la musculosa no llora, porque sabe que vivió lo mejor con ella, y no se olvida. Nunca se puede olvidar lo que se quiere con el corazón. Quedó vieja, quizá, pero para todos nosotros es lo mismo. Diría que todos somos uno. Uno para ella.

Es hermoso que nos elija, porque sabemos con qué orgullo nos lleva; por eso todos queremos ser escogidos. Pero si un día le toca al otro y no a uno, más nos vamos a alentar entre nosotros. Esto creo que lo aprendimos de ella. A veces tenemos que hacer mucha más fuerza… es que tal vez la suerte no acompaña, y una camiseta no gana ni uno, ni dos, ni tres partidos. Y… capaz ya al cuarto partido, no te escoge. ¿Y cómo hacerle entender a esa camiseta que puede pasar?

Los colores nos salvan. Los colores nos hacen fuertes. Y son estos colores los que ella elige. Algunos más brillantes que otros, pero cuanto más viejos nos ponemos, más sabios. Algunos son muy chicos y no entienden. Y gritan que si no traemos victorias, nos vamos a quedar toda la vida en este cajón. Pero con ella aprendemos en cada partido. Hace 20 años que ella siente así. Ya la conocemos de memoria… nos va a pasear toda la vida. Porque le damos orgullo. Porque cuando nos elige, los ojos se le iluminan. Porque nosotros somos, en definitiva, una parte de ella. Esa parte que la hace única y especial.

AUTOR: Nataly Novillo

Colaboradora en DBV. Socia de San Lorenzo nro. 13.794. Editora de libros. Estudiante de Ciencias Económicas.

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