«EL FÚTBOL SIN HINCHAS NO EXISTE»

CULTURA

En vísperas de la sanción de una Ley de Rezonificación que está cada vez más cerca, conversamos con Sergio Rotman, un amigo de la casa. Con la distancia de por medio que impone su actual estadía en Puerto Rico, pero con el corazón en Boedo, el exsaxofonista de los Fabulosos Cadillacs, actual músico y pareja de Mimi Maura, autor de dos discos como solista (el segundo, «Odio», acaba de salir), entre muchos otros rótulos, charló con nosotros sobre cómo fue su acercamiento al club, la imperiosa necesidad de que se materialice la Vuelta a Boedo, la hinchada de San Lorenzo y la disputa del rock, entre otras yerbas.

“Mi familia era de River. Yo nací en el ‘63, mi tío me empezó a llevar a la cancha en el ’71 o ‘72. En San Lorenzo me acuerdo de la primera vez que fui a la platea ‘Bodas de Oro’, donde teníamos asientos rebatibles, no hay mucha gente que se acuerde de eso. Los asientos se bajaban, jugaba Sanfilippo todavía, último campeón que jugaba. Me causó mucha impresión porque me dijeron: ‘Sentate ahí que hay alguien que no viene’. ‘¿Cómo sabés que no viene?’, pregunté. ‘Porque está muerto’. A los ocho, eso me impresionó mucho. Pasaban años hasta que te enterabas de que alguien se murió. Así que toda la época que fui a la platea con mi tío me sentaba en el lugar de alguien que estaba muerto”. Así comenzaba la historia como hincha del músico que hace una década forma parte de DeBoedoVengo.

La decadencia de San Lorenzo post-74

Intentar hablar de una época tan dura para el club, y los hinchas, no es cosa fácil para quienes la vivieron (y sufrieron) como Rotman. Pero más allá de recordar hasta con los más mínimos detalles cómo pasó esos duros momentos, nos aclara que “es muy difícil explicarle a alguien que tiene menos de 50 años lo que fue la decadencia de San Lorenzo en los 70. Fue muy de golpe”. Cada dato que podría darnos resulta incomprensible en contextos como los actuales e inimaginables para muchos de los jóvenes que hoy levantan la azulgrana.

“El ’68, ’72 y ‘74, fueron tan grandes que era indiscutible que San Lorenzo era un gigante”. Los momentos de gloria en aquella época comenzaron con los Matadores ganando el Metropolitano en el ’68, en un partido que consagraba una campaña con 14 victorias y ocho empates. “Después la caída fue muy abrupta. Y definió mucho del sanlorencismo que hoy nos cuesta cambiar, la desidia y muchos otros factores. Nunca volvió San Lorenzo a ser tan grande como fue entonces”. Para Rotman los ’70 marcaron un antes y un después en la historia del club, no solo en términos futbolísticos. De todas formas, toda caída devuelve siempre una victoria mayor: “San Lorenzo dejó de tener una impronta ganadora. Pero fíjate que los peores momentos deportivos fueron momentos muy buenos en otro aspecto”.

Retomando esta concepción de grandeza, el músico admite que en la historia del club convergen muchas variables complejas. Y esa grandeza que no precisamente se retrata en el fútbol como deporte, se ve demostrada a través de sus hinchas: “Lo del 2012 es muy notable. Muy notable cómo la gente bancó, no hubo otros clubes donde pase eso. San Lorenzo llegó a un pico en el 72’/74’, aunque es difícil de explicar lo que era en esa época. Años después pierde el estadio, pierde la categoría, era como esa situación del tío millonario que se hace pobre y lo deja la mujer. Una cosa así. Pero nunca perdió su grandeza, y sigue siendo un dolor de huevos para los poderosos”.

El fútbol, la hinchada

Por estos días el fútbol en la Argentina pasa por un momento extraño, al cual ya nos habíamos acostumbrado dada la ausencia del público visitante. Si se le pregunta a Rotman, “hoy no existe el fútbol. El fútbol sin hinchas, no lo tomaría ni en cuenta”. Dadas sus declaraciones previas, queda claro que, para él, San Lorenzo funciona en conjunto con sus hinchas, no podría subsistir solo como una institución deportiva. Y, en definitiva, la identidad en Boedo también se debe a esa fortaleza que brindan quienes apoyan nuestros colores. “Lo que pasa a diferencia de Boca, River, Independiente, no sé si Racing, es que no solamente es el equipo que juega. Eso es lo que no se entiende. Eso es lo que dice la hinchada y me parece alucinante ‘que nunca lo van a entender’. No lo dicen de mentira, lo dicen de verdad”.

La Vuelta a Boedo

Una institución que sufrió de manera directa el Golpe de Estado, que se quedó injustamente sin cancha durante un lapso que pareció eterno, no podría ser solo un club de fútbol. Además, bajo el criterio de Rotman, “la Vuelta no tiene que ver con el fútbol”.

Consultado sobre cómo ve el panorama frente a esta lucha para volver a Tierra Santa, el músico e hincha de San Lorenzo considera que “estamos en una buena situación, pero hay que montar un proyecto serio, ya que hay mucho crotaje en San Lorenzo. Lo que nos unió en DeBoedoVengo fue justamente el anticrotismo. Y pensar en hacer proyectos en serio, grandes, que sean creíbles, con disciplina y credibilidad. Me parece que el problema que tiene San Lorenzo pasa por algunos de los dirigentes y muchas facciones que están dentro del club, no así su hinchada”.

¿Qué es lo que pasa con la Vuelta? DeBoedoVengo, ya consolidada como agrupación, presentó el proyecto La Gloriosa en 2004, el primero pensando en el regreso al barrio. Luego, un sinfín de ideas y propuestas fueron surgiendo desde otros espacios. Entre ellas, se concretó la del Polideportivo Roberto Pando que comenzó a construirse luego de la sanción a la Ley de Restitución Histórica. Hoy allí se realizan únicamente actividades deportivas y algunos actos conmemorativos. Pero, para Rotman, “el polideportivo fue un error”. “Estoy seguro de que fue un error, que parte del crotaje argentino, ya que tendría que haber un microestadio como DBV había dicho. Tendríamos bandas tocando en vivo, sería moderno y no una cancha de lata”, sentenció.

Regresando al proyecto presentado por DBV, el cual tuvo sus actualizaciones a lo largo de los años, pretende inculcar también en el barrio esa esencia cultural que un poco se perdió desde que sacaron el Viejo Gasómetro. Esa visión es compartida por Rotman, quien afirma “si vos vas y ves un tinglado con tres luces, no dice nada. Pero si ves un estadio lindo, piola, donde toca INXS o hay otros deportes… Me parece que es muy poco ambicioso lo que se hizo. Y esa es una cultura que tiene que morir”.

Al pensar a Boedo como un sitio cultural, Rotman cree que “ese barrio ya no existe, hay que recrearlo”. “Por eso es importante el microestadio. Es importante crear sociedades culturales dentro del barrio para volver a tener actividad cultural en Boedo. Yo creo que, si vos naciste en Boedo y ves cómo está hoy, no podes no querer un estadio ahí. Tuviste un Carrefour 50 años y no iba nadie. Entonces hay que reconstruir, hay que reconstruir la zona y el estadio que es lo único que va a levantarla, sin duda”.

La identidad sanlorencista que hoy deben recrear se vincula con lo que desde el club pueda brindarse hacia los vecinos del barrio. “Todo va a tener mucho que ver con un predio que se pueda utilizar. Vuelvo a lo mismo, tenemos un polideportivo que sólo sirve para embocar una pelota en un aro, y no debería ser así, debería tener un lugar con microcine, como con otras actividades”, reitera.

El futuro político de San Lorenzo

Pasan los años y las caras siguen siendo las mismas. Pensar en San Lorenzo como una institución deportiva, social y política es pensar en nombres que hace más de 20 años que no cambian. La batalla cultural que atraviesa San Lorenzo como club viene junto a la necesidad de un nuevo estadio en Boedo, un predio utilizable, y una mirada joven que implante también esa semilla moderna por sobre un club que sigue con visiones de antaño. “Ahora hay que crear una formación política más joven, más poderosa, mucho más moderna, y que esté dispuesta a estar acá los próximos 50 años. Yo no voy a llegar, no me mires”, entre risas y un poco de complicidad, Rotman advierte esta necesidad que parece no estar en la agenda de muchos de los que hoy son parte de la dirigencia.

Sergio y Mimi en el show por los 20 años de DBV.

El rock y el fútbol

Además de hincha, Sergio es músico. Y un músico con una trayectoria envidiable que parece no terminar nunca: “Llevo 37 años en esta carrera y no me pienso retirar. ¿Pero sabes por qué no me voy a retirar? Porque no sé hacer otra cosa. No sé rectificar un motor, levantar una pared, así que tengo que seguir haciendo esto”. Es difícil meter bocado hablando con él, todo lo que sabe de San Lorenzo lo sabe de música, pero sabe que esas cosas no se mezclan: “El rock and roll nunca tiene que estar cerca del fútbol. Por eso el Sergio futbolero es el Sergio futbolero, y el Sergio rockero es otro personaje”.

Hacía unos años, el Sergio rockero brindaba una nota con LN en donde declaraba que Lo bueno de la muerte del rock es que va a volver a su lugar de origen: cambiar la mente de la gente. Consultado al respecto, Rotman aclara: “Algunos medios adaptan lo que decís a lo que ellos quieren vender”. Lo que quiso marcar como un valor positivo, precisa, es la importancia de que el rock vuelva a ser under. “De ese modo va a permitir recobrar el sentido. ¿Por qué? Porque el rock and roll en los últimos 20 años se convirtió en música de masas, y perdió el peligro. El rock and roll tiene que ser peligroso de por sí, no tiene que aceptarlo el Estado, tiene que ser una cosa peligrosa, conflictiva. Tiene que generar quilombo, problema, porque si no, no es rock and roll”, concluye.

AUTOR: Cielo Manzi

Colaboradora en DBV. Socia de San Lorenzo nro. 127.825. Periodista.

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