A poco más de un mes de la consagración de San Lorenzo como pentacampeón de la Liga Nacional de básquet, la continuidad del equipo en esta competición es una incógnita. Se rumorea que el club mantiene una deuda grande con distintos profesionales que formaron parte de la disciplina y una de las soluciones que estaría barajando la actual Comisión Directiva es vender la plaza para poder saldar la misma con ese ingreso.
Hablamos en potencial porque el manejo del básquet no es la excepción en cuanto a la falta de transparencia que caracteriza a la dirigencia de San Lorenzo. Las versiones van y vienen, y la ausencia de una respuesta oficial sólo aporta más incertidumbre entre los socios, hinchas y abonados.
En la segunda mitad de 2014 San Lorenzo compró una plaza para jugar el TNA. En aquel momento Marcelo Tinelli declaraba que era “un sueño cumplido”. Matías Lammens, a su vez, afirmaba: “nos enorgullece que San Lorenzo vuelva a ocupar los sitios de privilegio del básquet nacional. Estamos haciendo un gran esfuerzo para que el equipo sea un verdadero protagonista del TNA y pronto pueda estar jugando la Liga Nacional”. En esa primera temporada en la categoría, San Lorenzo logró meterse en los playoff, aunque no avanzó más allá de la segunda ronda.
Al año siguiente, los dirigentes (encabezados por el entonces vicepresidente) decidieron comprar la plaza para jugar la Liga. Para ello contrataron a jugadores de la talla de Walter Herrmann, “Penka” Aguirre y Marcos Mata, y los pusieron a las órdenes del experimentado y multicampeón entrenador Julio Lamas. Lo que un año antes podía parecer un proyecto sensato para potenciar el básquet y devolver a San Lorenzo a un lugar protagónico, empezó a parecerse más a un capricho personal. Y esto quedó aún más en evidencia al año siguiente, cuando se armó un equipo todavía más poderoso, con el objetivo de consagrarse en la Liga de las Américas. Este torneo no se pudo ganar, pero el equipo obtuvo el título local casi caminando.
Desde un primer momento quedaba en el aire la pregunta acerca de qué iba a pasar con el básquet de San Lorenzo cuando el “licenciado” presidente se cansara, se aburriera o se enojara. Pues bien, hoy nos encontramos frente a esa disyuntiva. La ausencia de un proyecto a largo plazo se hace evidente. Y queda claro, una vez más, que los mecenas que vienen a “poner” su fortuna en el club (llámense Tinelli, Abdo, Guil, Annan) son “pan para hoy y hambre para mañana”.
Para poder ofrecer una solución a esta coyuntura, hay que tener un diagnóstico claro de la misma. Esto es muy difícil de hacer cuando los números nunca están a la vista en San Lorenzo. Sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que (más allá de la deuda actual) el básquet genera ingresos propios y debería ser una disciplina autosustentable, con un presupuesto acorde a lo que produce.
AUTOR: Gastón L. Guffanti
Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo nro. 4.605. Socio refundador y abonado al Polideportivo.