UN PROBLEMA CENTRAL

FUTBOL JUVENIL

Con la salida de Braghieri ya confirmada, jugador de sueldo alto y rendimiento bajo, San Lorenzo sale a la búsqueda de un marcador central izquierdo, lo que nos permite hacer un breve repaso sobre qué jugadores trajo el Club en dicha posición en los últimos años y cómo se trató a Walter Kannemann y a Marcos Senesi, dos pibes de la casa, el primero despreciado, y el segundo vendido a las apuradas para acomodar los números del Balance 2018-2019.

Hace mucho tiempo que la zaga central es un grave problema para San Lorenzo. Tan sólo en los últimos dos años llegaron al Club cuatro marcadores centrales para ocupar el puesto de zaguero izquierdo, de los cuales sólo uno era zurdo, y ya se fueron los cuatro. Vergini (32 años), llegó recientemente descendido en la liga turca; Arias (28 años), de Arabia Saudita; Donatti (33 años), arrastrando lesiones fuera de las canchas; y Braghieri (34 años), de un flojo presente en Colombia.

Irónicamente, en los últimos 10 años el club sacó de sus inferiores tres zagueros zurdos que han sido convocados por Scaloni a la Selección Mayor: Kannemann, Senesi y Palomino.

Si excluimos a Palomino, que explotó al llegar a Europa, tenemos en Kannemann y Senesi a dos defensores de distintos estilos, pero ambos amados por los hinchas. Uno más rústico, otro más lírico, pero los dos de una calidad inmensa. Amén de la clase de central que prefiera cada uno, San Lorenzo los trató de igual manera.

Kannemann, aún sin contrato con el Club, nos salvó del descenso con aquel cabezazo furioso ante San Martín de San Juan. Al año ganaría el Torneo Inicial 2013 y luego la Copa Libertadores. Con la venta de Gentiletti se le abrió un lugar, pero la dirigencia decidió ocuparlo con el veterano Mario Yepes. Aun así, Walter consiguió ganarse su espacio y terminó dando una enorme actuación ante el Real Madrid en Marruecos. A pesar de todo el camino recorrido, seguía cobrando un contrato de juvenil, ganando en todo un año lo que Yepes se llevaba en un entrenamiento. A seis meses de quedar libre, el club lo vendió al Atlas por 1 millón de dólares. En aquel entonces mucho se dijo sobre “la necesidad de venderlo” para al menos recibir algo de dinero, cargando las tintas sobre el jugador que “no quería renovar”, obviando todo el maltrato que había recibido Walter en todos esos años. Dos semanas después, el Club le firmaría a Matías Caruzzo un contrato mucho más elevado de lo que pedía el Gringo unos días atrás.  Años después volvería a ser campeón de América con Gremio.

Senesi sufrió un proceso similar. Sin bien el equipo no consiguió grandes resultados, mostró un nivel superlativo con cualidades poco vistas para un defensor central del fútbol argentino. Pero no lo pudimos disfrutar. Marcos había firmado su primer contrato en 2016, siendo aún un juvenil sin debut en Primera, y nunca se lo actualizaron. A un año de quedar libre, la dirigencia se apuró a venderlo, otra vez más, señalando al jugador y a su entorno, dando a entender que ante la imposibilidad de llegar a un arreglo, era mejor hacerlo plata, escondiendo el maltrato al que habían sometido al juvenil. Con San Lorenzo puntero en la quinta fecha del torneo, Senesi partió a Holanda. En su lugar llegaron Vergini y Arias, ambos a cambio de abultadas cifras en dólares, muy por encima de lo que exigía Marcos para renovar su contrato.

El sistema es siempre el mismo: exprimir a los juveniles con contratos de cuarta división, venderlos a la primera oferta y usar la plata para traer reemplazos de dudosa calidad y contratos en dólares.

Desde la aparición de Palomino, Kannemann y Senesi, llegaron al club Braghieri, Vergini, Arias, Donatti, Caruzzo, Cetto, Fontanini, Coloccini, Gonzalo Rodríguez, Paulo Díaz, Yepes, Valdez, Pedro Franco, Gentiletti y Masuero. Todos ellos firmaron suculentos contratos – varios en dólares –  por mucho más dinero del que pedían los juveniles para seguir en el Club. Hoy en día seguimos buscando un central zurdo, o que al menos se pueda parar en el sector izquierdo de la zaga central.

En el transcurso de estas semanas seguramente firmará un nuevo “Braghieri” que llegue para tapar a los juveniles y arruinar las arcas del club. Porque en situaciones puntuales como éstas que describimos, también queda claro por qué estamos en la actual delicada situación económica y financiera, fruto de un vaciamiento cuyas consecuencias aún no podemos dimensionar.

AUTOR: Pablo Riva Mosquera

Colaborador en DBV. Socio de San Lorenzo nro. 15.042. Administrador en Toldos Chicos y Director de Administración y finanzas en Tekuoia.

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