ANTI-CUERVOS

CULTURA

El fútbol es un Sistema conformado por cuatro elementos que interactúan para mantener vivo el negocio. También es un deporte, pero estamos hablando de fútbol profesional, un deporte que mueve el dinero que puede mover un Estado. Poner en duda que es un negocio es haberse perdido los últimos 30 años de desarrollo. Es tanto el dinero que mueve el fútbol que hasta hace poco las confederaciones no dudaban en “licitar” la localía de una Copa América o del Mundo  mediante sobornos a los dirigentes electores con tal de ser anfitriones y asegurarse una tonelada de plata. Ese Sistema, donde la pelota es el centro inmaculado, lo conforman la asociación madre, el periodismo y la unidad que conforman Boca y River (que te hacen creer que son distintos pero comparten intereses comunes, ocupan el mismo rol en la estructura de poder, básicamente son la misma cosa) y los hinchas.

La Asociación madre es la AFA, donde conviven los árbitros y los clubes de fútbol de todas las categorías, incluyendo la Liga Profesional con Bover como factor determinante. Ellos generan un espectáculo que debe ser comercializado a los hinchas para sostenerse. Allí aparece el periodismo, como cara visible de la empresa que compre los derechos de transmisión y producción que a su vez los comercializará con los cableoperadores para que el producto llegue a la casa del hincha que deberá pagar para verlo. A menos que vivas en el exterior, donde el producto llegará luego de ser comercializado con una empresa regional que paga para transmitirlo. Básicamente ese es el circuito simple de un Sistema que nos incluye y aunque suene antipático, nos permite disfrutar del privilegio de pertenecer al conjunto selecto de cinco equipos denominados Grandes. Después, dentro de ese gran negocio existen millones de oficinas que mueven pequeños negocios que viven del Sistema, pero ese es el circuito complejo que hoy no nos importa tanto.

Entendiendo que somos parte de este gran juego de rol, podemos detenernos para analizar cuál es el nuestro. A menudo sentimos que ese Sistema que nos da un lugar de privilegio, a la vez nos maltrata. Lo sentimos y lo comprobamos hace décadas. ¿Por qué?

San Lorenzo es uno de los cinco equipos grandes del fútbol argentino, ubicado en el centro geográfico de la Capital Federal, es junto a Bover el equipo citadino más convocante y goza de una vida social muy activa que respalda con gestas deportivas, sociales o culturales, basta con poner sobre la mesa la Vuelta a Boedo.  Por potencial, San Lorenzo podría romper el Sistema. Pero eso es imposible tal como está planteado el mismo, por lo que cada vez que San Lorenzo da un paso al frente, perturba la paz de ese equilibrio. Acaso los grandes de Avellaneda con sus títulos (profesionales) y con su gente logren posicionamientos temporales, pero no alcanzan el potencial de San Lorenzo por ubicación, target socio económico y cultural, desarrollo histórico y sentido de pertenencia de su generosa masa. El Sistema lo sabe y opera con sus anticuerpos. O mejor dicho, sus anti-cuervos: los periodistas. Pero de ellos, me voy a ocupar en el próximo envío.

Por ahora, reflexionemos sobre lo expuesto, y por todo lo expuesto no cabe duda de la grandeza legítima que portamos con orgullo. Sin embargo, desde hace un tiempo se desafía al Sistema recurriendo a atajos inútiles. La negación de Lammens con respecto a evitar pasar por la puerta de la AFA o la embestida de Tinelli creando una liga profesional paralela son ejemplos de cómo desperdiciar el lugar que nos hemos ganado históricamente en el círculo predilecto de nuestro fútbol. La victimización constante invita a pensar que no se hizo lo necesario para exponer al Sistema. Una institución fuerte, sin deudas, con un equipo competitivo sujeto a un proyecto sostenido, ocupando con orgullo y gestión el lugar que nos ganamos en la calle Viamonte, parece ser una opción mejor. Claro, ustedes se preguntan por qué clubes chicos han logrando sus décadas doradas, créanme que para el Sistema ellos nunca serán una amenaza.

 

AUTOR: Claudio Leonel Diotallevi

Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo nro. 16.883. Coordinador de Contenidos Audiovisuales en Torneos.

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