UNA MANCHA MÁS AL TIGRE (Y A TU VIDA)

FUTBOL

Te agradeceré que contengas la respiración hasta leer la última palabra, no es una genialidad lo que sigue pero tu aliento a sepulcro me dá náuseas. Quiero que trates de concentrarte y si te querés comer un moco, me pedís permiso. Estás pálido, soltá ese alambrado, no llores, prestá atención…

Por alguna razón, el comienzo de esta historia me remite a los noventa. Yo con pelo largo, vos habías vuelto de tu paso lento y sin gloria por el Nacional B con el nalgón que ahora negás como ídolo. Todavía no habías entregado la raja con el Rojo el día de la reja, pero te faltaba poco. Fue en 1993, el 28 de noviembre, cuando Marcelo Maydana saltó del banco de suplentes del Amalfitani y en la segunda pelota que tocó entró en la historia del accidente geográfico más grande de la Ciudad, que dio lugar al slogan quemecuervo que tilda de “Clásico de Barrio Mas Grande del Mundo” a lo que para la gran mayoría de nosotros es una bazofia y para vos es la principal fuente de vida para tu fantasmal existencia.

Dejame aclarar que ese mismo año en Medellín nació Andres Yair Rentería Morelo. Un tipo que todavía nos genera sospechas… ¿es jugador de fútbol?, un tipo que vivió dos décadas rebotando en clubes sin encontrarle sentido a su carrera hasta que un día, sin saberlo, se puso la pilcha de Maydana y como si fuera el Conde de Saint Germain mutando de Céliz al Chaco Torres, de Astudillo a Leyva, definió la serie de penales que a su vez definió la llave de los 16vos de Final de la Copa de la Superliga. Una copa sin prestigio a la que Mohamed, el gordo bigote de leche, quiso darle carácter histórico creyendo que podía ganarle el duelo a este San Lorenzo que calienta pero no la pone. 

Mohamed, el ídolo que estaba para dirigir al Boca de Alfaro y en breve estará dirigiendo a Boca Unidos de Corrientes, vio un rayito de luz animado por este cuervo de romances tántricos, que amaga, amaga y nunca la pone, sabiendo que con Almirón el clásico se viene jugando a la altura de ustedes. El DT mufa tejió su estrategia, no con la inteligencia de una araña sino con la torpeza de un bicho bolita, y le impregnó un marco “histórico” al derby barrial pretendiendo que un buen resultado rompiese la hegemonía azulgrana. No importaba que el cruce con San Lorenzo fuese por la primera fase de una copa de mierda inventada para completar la agenda de un fútbol argentino sin rumbo. El turco arengó a su ejército de zombies para diseminar la idea de que  si ganaban la serie “algo cambiaría para siempre en la historia del clásico”. Una tremenda pelotudez sostenida por una banda de ridículos mitómanos bordadores seriales de falopa que no saben tirar un boomerang sin pegárselo en la nuca. Se convencieron  de que este partido era bisagra en una historia donde nos separan 35 juegos a favor, más de una docena de títulos, millones de personas y toda la gloria conocida y comprobada. En fin, nos separa una avenida… y un estilo de vida.

¿La vas agarrando Quemero…? Cómo te gusta agarrarla eh… ¿Vas viendo por dónde va la mano?

Mohamed creyó que podía resetear la historia con una llave casi amistosa y vos compraste. Te convenció y vos convenciste al alumnado de patín, a tu novia, a la mamá de tu amigo, a los viejos de los geriátricos del barrio y casi llenás la cancha con cuanto ciruja circulaba por la zona y no tenía nada mejor que hacer que verte tropezar de nuevo contra tu propia mística perdedora. A ver, te lo repito, invitaste gente a tu casa para que sean testigos de una humillación sin precedentes, donde el verdugo nunca sacó el hacha y vos pusiste la cabeza solito, soltaste la guillotina y quedaste con el culito al norte, otra vez sin vida. El gordo culo relleno arañó un miserable empate de visitante haciendo tiempo, bien de equipo chico, y te tuvo una semana viviendo en Aruba; pero nunca te dijo que los pasajes de vuelta los tenía Rentería. Si ganabas la llave ibas a vivir de esto hasta le vejez. Era tu 19A. Ibas a inventar canciones de heroísmo, te ibas a bordar la estrella. Te ibas a bordar la estrella hijo de puta. Se lo ibas a contar a tus nietos como un hecho glorioso. Épico. Y sin embargo no te queda ni el recurso moral. Porque la moral la dejaste colgada del alambrado (fuente inagotable de fotos de viejos paspados llorando desgracias) cuando aplaudiste y coreaste a Pitana. Le cantaste al árbitro, quemero… qué club de mierda que sos, por favor. Le cantaste a un mercenario que mañana te caga sin dudarlo por un peso más. Le cantaste a un árbitro cuando todavía te veo llorar en las lágrimas de Marcos “Traidor” Díaz cada vez que se iba con el culo triste del Peter Bidegain. Le cantaste a Pitana cuando todavía estás todo orteado por Brazenas… ¿Te das cuenta lo miserable que sos? Pasaste de colgar trapos pidiendo matar un referí a vitorear un mercenario esperando que hiciera su aporte a la fiesta que iba a “cambiar la historia con San Lorenzo”. 

Y Pitana hizo su aporte. Pero vos también hiciste lo tuyo, porque no te alcanza con la historia de mierda que construiste, siempre te superás… sos tan quemero a veces. Tenías a un Pitana enchastrado que dirigió el empate que arreglaste con Belgrano ese día que te ibas a la B, te inventaste una llave histórica para resetear arbitrariamente la historia, tenías arreglado al árbitro justo vos que te proclamás el más perjudicado, le cantaste en la previa porque sos tan vivo que tenés el dato y tenés que contarlo… Y el tipo que está más allá de todo, va y te cobra un penal irrisorio en el minuto 87. Y no alcanzó. Nunca te alcanza.

En ese minuto 87, cuando Pitana se llevó el pito a la boca y señalo el punto penal, te miraste las patas y estabas caminando por una playa de Aruba, posta… puedo verte. Lo miraste al Turco y lo viste flaco, con cara de pistola, acostado en una reposera, pidiéndose un daikiri de frambuesa. Se reía socarronamente, él también tenía el dato. Sentiste el sol brillando en tu cara con la certeza de que se venía un guiño del destino. Pero no te diste cuenta que era de noche. No te diste cuenta que Dios te odia. Que el Papa es argentino y es cuervo sólo para recordarte que sos un miserable adorador de Moranzoni, Carmen Barbieri y Coco Silly… Quemero, recordá que quien transita la vida sin honor alimentado a base de ira, envidia y pereza está condenado. Y vos estás condenado. Ahí, en el minuto 87, te enfrentaste a tu historia, a tus mentiras, las estrellas de tu escudo se hicieron pesadas y Aruba se desvaneció. Viste la realidad,  Monetti se parece a Torrico, estás en la Quema, huele a pedo de viejo, humedad y naftalina. El silencio es tan intenso que permite escuchar las arrugas de Mohamed bajando por la frente y la catarata de sudor frío que le hizo tobogán hasta bajarle por la raya del culo. Si prestás atención quemero, vas a escuchar la risa cruel del destino burlándose de vos.

Y ahí está Lucas, lamentando la chance perdida pero también estás vos que en el fondo ya sabías lo que iba a pasar, que ya no querías estar ahí, que te preguntabas para qué mierda invitaste a tu tía Marta, a tu ahijado bostero, a tu amigo de bochas… Y el gordo museo de estrías también lo sabe. Habló de más. En ese minuto 87 se cruzaron por tus ojos los goles de Astudillo, el gol de Leiva, los 10 minutos mágicos de Orode y la asistencia al Chaco Torres, te viste colgado de un alambrado para abandonar en el 0-4 y otra vez en Liniers preguntándote quién era ese Maydana. Te viste volviendo derrotado a tu casa, regreso en silencio y cabizbajo, una vez más, otra vez más. Como siempre. Ni vos ni yo necesitábamos ver la tanda de penales. El partido había terminado ahí, en el minuto 87, en el que viajaste de la gloria a Parque Poquitos, sin escalas.

Y después vino el plus de la miseria. Porque con vos, cuando de miseria se trata, siempre hay un poco más. Con la historia liquidada y vos sumergido en las dudas existenciales que te despiera San Lorenzo cada vez que te invita a la realidad, maldiciendo el puto día en el que hiciste del Globo a tu pibe, el Turco agarró el micrófono y te volvió a dar letra para más mentiras. El mismo tipo que te hizo creer que vivías un momento histórico y que estabas disfrutando en Aruba, te dijo que los eliminó un equipo que no pateó al arco en 180 minutos, que ustedes no tuvieron suerte y que perdieron en los penales, no en la cancha. Y ahí fuiste vos como un tarado hablando de merecimientos y de que existe una cuestión kármika que atenta contra la posibilidad de que seas feliz. Y la verdad es que, más allá de que es posible que exista una fuerza superior que te va a impedir conocer la alegría, así nunca vas a salir del pozo de  ruinas donde habitás hace más de cien años. Será imposible que alguna vez puedas ver la luz hasta que entiendas que cuando San Lorenzo te gana no hay suerte, hay paternidad. Que cuando San Lorenzo te gana con un equipo de mierda no hay suerte, hay paternidad. Que cuando San Lorenzo no te patea al arco en 180 minutos pero igual te vacuna no hay suerte, hay paternidad. Y que cuando San Lorenzo te gana una definición mano a mano vos no lo perdés ni en la cancha ni en los penales: lo perdés y punto.

¿Me estás leyendo quemero? No te distraigas, ya te dije que no hay paco. Seguime atentamente, ya falta poco, viene lo mejor…

Porque esta llave la perdiste antes de empezarla. La perdiste en el mismo momento que la tabla del torneo te puso en el camino de San Lorenzo. Pudiste tener el decoro de encarar el desafío con humildad pero sos tan cabeza de chorlito que la compadreaste toda. Y elegiste la mentira, elegiste apelar a una bisagra histórica, elegiste darle contexto copero a este cruce de baja calidad deseando que una victoria “acomodara las cosas” y lo único que hiciste fue revivir todos tus demonios. Una vez más.

Y llegó la tanda de penales junto con un aglomerado de historias mínimas.

Prestá atención quemero come moco, ya falta poco, mirá como la cuestión karmika te volvió a explotar en la jeta. Leé bien quemero mal alimentado, el duelo de los doce pasos lo cerró un tal Rentería. Un tipo que para nosotros será recordado como ícono de la desidia dirigencial que armó un plantel desastroso que no le pudo meter un gol a Hurac*n en 270 minutos. Rentería para vos, será un ejemplo más de humillación y paternidad.

Rentería no iba a jugar, no tenía que jugar. Se lesionó Blandi y mirá qué destino guacho y jodón que tenés, porque si te hubiera vacunado Blandi era hasta honorable, al margen de que Blandi pateando penales es un poco menos malo que Lucas Barrios. Y al no estar Blandi le tocaba a Gaich, el goleador juvenil que estaba entrenando con la Selección… Y en un mundo menos hijo de puta probablemente le hubiera tocado al Perrito Barrios ser el héroe de la jornada. Pero no. El mejor jugador de San Lorenzo en la era Almirón llegó cansado y erró. Y acá viene lo mejor, ¿vos creés que cuando se lesionó Blandi o cuando erró el Perrito algún cuervo se preocupó? No amigo, cuando se lesionó Blandi nos ilusionamos con que te rompa el culo un pendejo con tres partidos en primera, y cuando Gaich no fue ni concentrado nos pusimos contentos porque todas las fichas le caían al burro fuera de estado que nació en Antioquía el mismo año que murió Escobar, el mismo año que Maydana te hizo suyo. Y leé bien esto quemero analfabeto ignorante y ocre, cuando el Perrito erró y vos que te ibas del Ducó tras el tirito de Roa como un abandónico cobarde volviste ilusionado con un “tal vez el negro éste lo erra…”, nosotros estábamos en pija festejando porque entendimos que los planetas se habían alineado por completo. Cuando Rentería camina desde el medio de la cancha en ojotas hasta el área, se rasca el culo, se ríe sin entender qué hace ahí, en ese potrero lleno de viejos agonizantes, y patea de rastrón, cruzado, sin ninguna sorpresa, como dicta el manual, nosotros, los cuervos, ya estábamos ahogados de risa, emoción y felicidad.

Todas esas cosas tuvieron que pasar para que sumes una nueva estrella quemero, una estrella en el escudo de la desvergüenza, de la humillación y el fracaso. En definitiva, una nueva mancha al tigre, como ya estás acostumbrado. Te superaste y fuiste indigno, le cantaste al árbitro y regalaste entradas para no llenar la cancha, pero lo más triste y peligroso, te inventaste una chance histórica para “cambiar tu suerte” y volviste a tropezar con vos mismo. A partir de ahora voy a estar atento, porque abriste una puerta que nunca imaginé, te inventaste una esperanza y eso es peligroso.

Ya está quemero, ya terminé con vos. Vestite y andate… y decile a Pitana que no me olvidé de él, termino con su esposa y me ocupo de él.

AUTOR: De Boedo Vengo

Agrupación de socios de San Lorenzo fundada en Julio del año 2000 con la convicción de un San Lorenzo más grande, movilizado, en Boedo y como una Asociación Civil Sin Fines de Lucro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *