CUESTIONANDO UN MODO DE ACTUAR Y PENSAR EN PLANIFICACIÓN URBANA (PARTE 1)

VUELTA A BOEDO

El sábado 11 de Febrero encontré en el suplemento M2 de Página 12 una nota de Gerardo Gómez Coronado sobre la Vuelta a Boedo, titulada “¿Afirmación identitaria o disparate urbanístico?”. Me llamó la atención el título, tan similar al de la nota publicada por el diario La Nación el 8 de Enero de 2017 sobre el mismo tema (“La Vuelta a Boedo y la insistencia en el disparate”).

GGC sobre La Vuelta como proceso,  sus motivaciones y objetivos

El autor escribe la nota en un tono condescendiente, con varias citas a canciones de la hinchada. Veladamente se pretende instalar desde el comienzo que a la Vuelta a Boedo la impulsa exclusivamente la pasión, a veces tan cercana a la insensatez. La descalificación no es un buen comienzo para una discusión objetiva.

El autor comienza afirmando que “la principal dicotomía y fuente de conflicto que se da en Boedo no es entre quienes se sienten más identificados con la murga o con el tango, sino entre la aplastante mayoría  de cuervos que vive lejos del emblemático barrio pero toman el retorno del estadio la avenida La Plata como una cruzada, y miles de vecinos de esa barriada que también abarca varias manzanas del barrio de Parque Chacabuco que entienden que la reinstalación de una cancha iría en detrimento de las características residenciales de la zona y la calidad de vida de sus habitantes”.

Imagino que Gerardo Gómez Coronado tiene estadísticas que sustentan lo expuesto, lástima que no las presenta en su nota. Digo, tratándose de “la principal dicotomía” sería bueno que estuviera sustentada por datos empíricos. Volveremos sobre esta cuestión al final, específicamente en lo que se refiere a los “miles de vecinos” que están en contra de la Vuelta del estadio.

El autor continúa afirmando que: “Si bien el argumento central de la movida azulgrana es la cuestión identitaria, también existen otras razones por las cuales los sanlorencistas quieren volver al predio donde actualmente se yergue el hipermercado de una cadena francesa. Por un lado, la escasa conectividad de transporte público que tiene el Nuevo Gasómetro en el Bajo Flores y, por otro, y fundamentalmente –aunque lo reconozcan “con sordina” por cuanto es políticamente incorrecto– la presencia Perito Moreno de por medio de la Villa 1-11-14, a la cual consideran una fuente de inseguridad que aleja al público de la cancha”.

Al respecto afirmo que La Vuelta a Boedo toma fuerza durante el centenario del club (2008) pero nació varios años antes. La afirmación identitaria está presente pero sobre todo lo que surgió en los albores del centenario fue un balance colectivo de lo vivido, necesario para orientar el proyecto de San Lorenzo para los siguientes 100 años. La Vuelta a Boedo es el proyecto de San Lorenzo. Es el futuro. No se alimenta de nostalgia.

Dentro del balance realizado el club tomó nota del fracaso del desarrollo de ese sector de la zona sur de BuenosAires y en un proceso no exento de debates y discusiones se llegó a la conclusión de que el proyecto del club no podía depender exclusivamente del desarrollo del sur de la Ciudad.

La reafirmación identitaria consistió, entre otras cosas, en recuperar la noción de un San Lorenzo que define objetivos y su masa social trabaja para conseguirlos. Así fue como se logró levantar el Gasómetro a principios del siglo XX, sin la participación del Estado.

Un San Lorenzo activo, que moviliza su potencial, que atrae a miles de nuevos socios en su extensa zona de influencia. Esa es la esencia de la Vuelta a Boedo.

Parte de la “identidad sanlorencista” que busca reafirmarse tiene que ver también con recuperar el San Lorenzo que conocimos, el que queremos para nuestros hijos: llegar a la cancha caminando, acompañados de nuestros padres e hijos, comer algo al final del partido, poder ir en la semana a practicar deportes a la sede y retirarse a la noche, tal vez tomando un transporte público.

Con respecto a la otra parte del párrafo me parece positivo que en primer lugar el autor reconozca tácitamente que durante más de 20 años la planificación urbana abandonó a San Lorenzo en el Bajo Flores. Lamentablemente luego el autor afirma que en realidad la motivación fundamental de la Vuelta tiene que ver con la cercanía de la Villa 1-11-14, que los sanlorencistas “consideran una fuente de inseguridad” (Gerardo Gómez Coronado no se permite afirmar que la zona es insegura, pese a que sí hay abundantes estadísticas sobre este punto).

Esta afirmación es totalmente interesada y en la parte de las conclusiones del artículo de GGC quedará claro el objetivo de su sesgada interpretación sobre las motivaciones de la Vuelta a Boedo.

El autor presenta así a la Vuelta a Boedo poco menos que como un acto de discriminación por parte de San Lorenzo hacia los habitantes de la Villa 1-11-14. Des conoce así toda la gran labor social del club con los niños y jóvenes de la villa.

Lo invito a que cualquier día concurra a la Ciudad Deportiva a encontrarse con cientos de niños y jóvenes de las escuelas y clubes de los barrios aledaños usando las instalaciones o participando en las actividades sociales de la institución. Si lo hiciera se encontraría con un espacio de integración entre grupos sociales heterogéneos que, lamentablemente, se replica en muy pocos lugares en nuestro país.

En otro párrafo GGC , con “piedad y cariño”, desestima luego los argumentos que impulsan la Reparación Histórica: según él, San Lorenzo perdió su estadio por la impericia de sus dirigentes, no por la presión de la dictadura.

Al respecto debo decir que los sanlorencistas nunca ocultamos la responsabilidad de los dirigentes pero que durante muchos años el relato oficial de la pérdida del Gasómetro ocultó el rol de un cierto tipo de planificación urbana que, comenzando con el Plan Regulador de los cincuenta, pensó al Bajo Flores como zona de equipamientos deportivos.

Se trató de una planificación urbana funcionalista, con un zoning muy claro que marcó el futuro del Bajo Flores. Esos lineamientos de planificación fueron tomados por Cacciatore y aprovechando la debilidad económica (responsabilidad de los dirigentes) del club logró que el Gasómetro desapareciera. La misma planificación urbana de la MCBA (luego GCBA) que alentó al club a mudar su estadio al Bajo Flores fue la que luego lo abandonó a su suerte.

El tipo de planificación presente en el Plan Regulador le vino como anillo al dedo al brigadier urbanista. La Dictadura terminó pero la planificación urbana funcionalista y sus exponentes siguen entre nosotros.

En 1962 los terrenos del Bajo Flores estaban ocupados por una laguna. Es difícil pensar que los dirigentes de San Lorenzo (que no eran urbanistas precisamente) hayan pensado en construir un estadio en esas condiciones sin que desde la MCBA se los haya seducido con la promesa de desarrollar la zona. Para los impulsores del Plan Regulador  el traslado el estadio de San Lorenzo a la zona sur era una carta fuerte y ha sido y aún hoy es una de las pocas inversiones no estatales en la zona. Una vez firmados los convenios con la MCBA los mismos actuaron como espada de Damocles contra el club.

Por otra parte cualquiera que lea las ordenanzas de 1980 percibe la extorsión que sufrió el club, comenzando por la amenaza de la apertura de las calles que cruzan la macromanzana.

En definitiva: que los dirigentes del club hayan sido incapaces/corruptos no significa que además el club no haya sido presionado a vender sus instalaciones (mientras otros clubes recibían un trato muy diferente). La historia hay que contarla completa.

Realmente el objetivo de GGC al responsabilizar exclusivamente a los dirigentes del CASLA por la pérdida del Gasómetro es negar la necesidad de una Reparación Histórica al club: según él no hay nada por lo que el club merezca ser reparado.

Yo le digo que San Lorenzo, sus dirigentes y socios, creyeron en el Plan Regulador que prometía desarrollar la zona sur. San Lorenzo creyó en las instituciones de la ciudad. Cumplió, pese a las vicisitudes que trajeron las recurrentes crisis económicas del país, con sus compromisos en los convenios. ¿La MCBA/GCBA cumplió con su compromiso de desarrollar el sur de la Ciudad?

AUTOR: Marcelo Castillo

Miembro Integrante de DBV. Socio de San Lorenzo. Economista. Magister en Economía Urbana.

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