CONTATE OTRO (PARTE 6)

HISTORIA

Continuamos relevando los dislates que signaron al inicio de nuestro fútbol, de los cuales hoy quieren aprovecharse ciertos clubes. En esta entrega repasaremos, entre otras cuestiones, un “título” que marcó a fuego la desvergüenza histórica de uno de ellos: la bochornosa estrella sumada por Boca en 1919.

Cuando se habla de Boca Juniors como el club más beneficiado por los tribunales y los arbitrajes del fútbol argentino, arrecian los ejemplos contemporáneos de funcionarios, directivos y/o referís haciendo las veces de “jugador número 12”. ¿Pero qué tal si les digo que ningún Loustau (padre o hijo), ningún Sargento Giménez, ninguna noche de Libertadores regida por Carlos Amarilla o Epifanio González, ningún Triangular 2008 y ninguna absolución de la Conmebol puede compararse con la ignominia del primer título xeneize en el Amateurismo, allá por 1919?

Sepan que quienes sostienen que el blanqueo y la profesionalización de 1931 no son motivos suficientes para establecer una distinción entre las competencias previas y posteriores a dicho hito están defendiendo lo siguiente

Tras una temporada con cuatro descensos y un ascenso (el de Gimnasia y Esgrima La Plata), para 1916 la AAF preparó un torneo con 22 participantes que se midieron entre sí en una sola rueda. Lo ganó nuevamente Racing, con 15 triunfos, cuatro empates y dos derrotas, seguido a cuatro unidades por Platense; mientras que Belgrano Athletic y Quilmes descendieron. Pero vamos a los datos realmente interesantes: Hispano Argentino cambió su nombre a Columbian, la localía estipulada en el fixture se invirtió en dos ocasiones (Huracán-Estudiantes y Racing-Tigre); el encuentro entre Platense y Estudiantil Porteño no completó los 90 minutos (iban 1-1); Quilmes-Argentino de Quilmes se jugó dos veces (en la primera estaban 1-1, pero se interrumpió por un abandono; en la segunda -cuatro meses después- ganó Quilmes 2-0), y, para completar el listado de irregularidades, el propio Quilmes entregó los puntos en dos cotejos: sus visitas a Tigre y San Lorenzo.

En 1917 el campeonato contó con 21 equipos, dadas las dos bajas ya citadas y el ascenso de Sportivo Barracas (que tres años antes se había fusionado con el club Riachuelo, manteniendo su nombre). El certamen repitió el formato de 1916, mientras que Racing repitió la coronación (16 victorias, tres igualdades, una caída). Los dos descensos, en tanto, quedaron a cargo de GEBA y Banfield. Más allá de una notable desorganización en el calendario (durante el mes de diciembre, por ejemplo, Independiente jugó cinco partidos, mientras que Boca no disputó ninguno), no se registraron incidencias equiparables a las mencionadas en otras ediciones. Toda una rareza. Por cierto, a partir de este año es posible hallar datos (incompletos, pero datos al fin) del desenvolvimiento de la División Intermedia.

Con el ascenso de Defensores de Belgrano, para 1918 la cantidad de clubes intervinientes en la Primera División se estabilizó en 20. Racing ganó 17 de sus 19 encuentros (empató los dos restantes) y sumó así su sexto “título” consecutivo. Los dos descensos fueron para Ferro Carril Oeste y Argentinos Juniors. Y las irregularidades volvieron con todo: Estudiantil Porteño-Boca se suspendió en abril (0-0) y volvió a jugarse íntegramente en octubre (1-1); Boca perdía 1-3 contra Independiente hasta la suspensión de ese match a los 82 minutos (nunca se completó); lo mismo sucedió con su victoria parcial 3-0 sobre Argentino de Quilmes (iban 73 minutos); Argentino de Quilmes-Sportivo Barracas se suspendió en septiembre (0-1) y continuó en noviembre (0-3); al tiempo que Argentino de Quilmes cedió los puntos en su visita de la última fecha a Defensores de Belgrano. Para peor, en el horizonte se vislumbraba otra inminente escisión.

Tal como en 1912 (hasta 1914), en 1919 el fútbol argentino volvió a desdoblarse en dos federaciones: la Asociación Argentina de Football (AAF), por un lado, y la Asociación Amateurs de Football (AAmF), por otro. El detonante fue una sanción a Vélez, en la División Intermedia, por la mala inclusión de un jugador, la cual motivó un reclamo formal -al que se plegaron varias instituciones- que la Asociación rechazó. Pero en verdad había una razón de mayor peso (una razón de pesos) para el éxodo  masivo y la creación de la AAmF. Con el énfasis en la palabra “Amateurs”, esta entidad buscaba diferenciarse de una práctica cada vez más extendida en la AAF con la que sus miembros no estaban de acuerdo: la de remunerar solapadamente a los futbolistas (el célebre ‘Amateurismo marrón’). Siguiendo con las paradojas, pese a su denominación y a su espíritu, la AAmF estaba compuesta por los clubes “menos amateurs” del país (en el sentido de “más competitivos”), incluyendo a Racing, San Lorenzo, Independiente y River. En cambio, dentro de la AAF, que disponía del reconocimiento de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), quedaron a sus anchas Boca y Huracán. Esta grieta, que hoy le permite a los revisionistas homologadores rapiñar más logros arqueológicos sin el mínimo rigor contextual, recién se cerraría en 1926. Durante estos siete años de bipolaridad varios futbolistas pudieron desempeñarse simultáneamente en dos equipos de una y otra Asociación.

El desarrollo del torneo de la AAF es francamente desopilante. En primera instancia había 19 clubes participantes (los 20 que arrancaron en 1918, menos los dos descendidos, más el ascendido Eureka -sí, había un equipo llamado Eureka-). El problema fue que a fines de agosto fueron expulsados/salieron 13 miembros, por lo que todos los partidos jugados hasta entonces (entre ocho y cinco por escuadra) quedaron anulados. Mala suerte para Independiente, que estaba liderando las posiciones, con seis triunfos, dos empates y ningún partido perdido. Vale acotar, no obstante, que ya se venían registrando desprolijidades varias, tales como la casi desaparición de Columbian (que tras jugar siete jornadas aprovecharía la escisión para fusionarse con Almagro en Sportivo de Almagro), un abandono no especificado a los 75 minutos en la caída parcial 1-2 de River ante Estudiantes de Buenos Aires y otro a los 77 minutos en la derrota de Tigre frente a San Isidro 1-3, dos cotejos programados como oficiales que terminaron disputándose como amistosos (River-Estudiantil Porteño y Sportivo de Almagro-Eureka) y nueve cambios de locación (es decir, nueve encuentros celebrados en estadio neutral y no en la cancha de la escuadra correspondiente). El desenlace no tiene desperdicio, pero antes pasemos a la AAmF.

Los 13 disidentes de la Primera División de la AAF (Atlanta, Defensores de Belgrano, Estudiantes de Buenos Aires, Estudiantil Porteño, Gimnasia y Esgrima La Plata, Independiente, Platense, Racing Club, River Plate, San Lorenzo, San Isidro, Sportivo Barracas y Tigre) más Vélez Sársfield, de la División Intermedia, se enfrentaron en un todos contra todos de una rueda. Debe aclararse que Vélez ingresó al torneo cuando ya se habían desarrollado dos fechas, por lo que tuvo que recuperarlas después (nada grave, a estas alturas). Racing no afrontó mayores dificultades para vencer en sus 13 compromisos, por lo que se alzó con el “título” en juego por séptima vez consecutiva. Poco importó que Estudiantes de Buenos Aires ocupara la última posición, porque la AAmF había suprimido los descensos. Lo que sigue es un punteo de algunas incidencias que dan cuenta de la época. No se jugaron en las fechas programadas seis cotejos: River-Tigre (a cambio disputaron un amistoso en el que igualaron en un tanto), San Lorenzo-Independiente, Racing San Isidro, Racing-Estudiantes de Buenos Aires, Independiente-Racing y Platense-San Isidro (celebraron un amistoso que no terminó por abandono). Se invirtió la localía en tres enfrentamientos: Vélez-River, Tigre-River y Tigre-Racing. Se produjeron al menos nueve abandonos: a los 76 minutos en Atlanta-Vélez (2-0), a los 45 en San Isidro-San Lorenzo (3-1), a los 46 en River-Independiente (0-0), a los 45 en Sportivo Barracas-Estudiantil Porteño (0-0), a los 41 en Atlanta-Racing (0-5), a los 45 en River-GELP (1-1), a los 45 en Sportivo Barracas-Defensores de Belgrano (0-0), a los 45 en Vélez-Estudiantil Porteño (0-0) y a los 75 en la reformulación del Sportivo Barracas-Defensores de Belgrano anterior (1-2 ó 2-2, no está claro). Volvieron a jugarse desde cero cuatro de esos partidos: Sportivo Barracas-Estudiantil Porteño (con la localía invertida), GELP-River (1-0), Estudiantil Porteño-Vélez (2-3) e Independiente-River (0-0). Y por si fuera poco, Estudiantes de Buenos Aires le cedió los puntos a Defensores de Belgrano y Sportivo Barracas se los cedió a Vélez, al tiempo que San Isidro hizo lo mismo con River, primero, y con Platense, después. Este fue el contexto del Racing “heptacampeón”.

Luego de anular todos los partidos realizados desde el comienzo de la temporada, a fines de septiembre la AAF improvisó un hexagonal con los clubes que no la habían abandonado: Boca Juniors, Estudiantes de la Plata, Huracán, Eureka, Sportivo de Almagro y Estudiantil Porteño. La idea era que se enfrentaran todos contra todos, ida y vuelta. Pero cuando sólo se habían jugado 19 cotejos (incluyendo un abandono y una cesión de puntos); o sea, 11 menos de los 30 estipulados, la Asociación resolvió dar por terminado el certamen debido a que “se había extendido más de lo pensado”. No es broma. En ese momento el que lideraba la tabla era Boca, con 14 puntos en siete cotejos (mientras que Eureka y Sportivo de Almagro, por caso, sólo habían jugado cuatro). No es cierto que el conjunto boquense ya tenía matemáticamente asegurado el lauro, dado que si Huracán ganaba los cinco compromisos que le quedaban podía superarlo. Nada de eso le interesó a la AAF, que insólitamente consideró indescontable la diferencia y decretó la coronación xeneize. Una crónica de la época alude a la goleada de Boca 4-0 sobre Sportivo de Almagro, el 4 de enero de 1920, en un match que terminó a los 75 minutos cuando el árbitro fue agredido por los jugadores visitantes (!). Sin saber que ése sería su último partido de la temporada y la primera “estrella” a reivindicar por sus estadígrafos, los locales se retiraron sin festejar.

Para la temporada de 1920 la AAF impulsó seis ascensos (los de Banfield, Del Plata, Lanús, Nueva Chicago, Palermo y Sportivo del Norte) y la reafiliación de Sportivo Barracas. Así, la competencia alcanzó un total de 13 participantes y pudieron programarse dos ruedas de todos contra todos. Por supuesto, su desarrollo estuvo lejos de ser normal, ya que tres clubes abandonaron la Asociación durante el transcurso del torneo: Lanús (tras 11 fechas), Sportivo de Almagro (tras 10) y Palermo (tras 13). Los dos primeros para disputar la segunda ronda del campeonato en curso de la AAmF y el tercero para jugar al año siguiente en la segunda categoría de dicha entidad. Eso hizo que a fines de junio la AAF tuviera que reescribir el fixture y que el resultado de 34 encuentros se definiera en los escritorios. Como si eso fuera poco, se desconoce la fecha en la que se efectuaron cinco juegos; hubo cuatro cesiones de puntos: Estudiantes de La Plata (como visitante) a Banfield, Nueva Chicago (como local) a Porteño, Sportivo de Almagro (como visitante) a Del Plata y Porteño (como visitante) a Huracán; en tanto que Porteño-Sportivo Barracas se jugó en forma de amistoso (los puntos del match oficial no disputado fueron para la visita). Además, en Huracán-Del Plata los segundos se retiraron a los 75 minutos tras la conversión del 3-2 de penal para el local (en protesta por la sanción de dicha pena), resultado que determinó la “coronación” matemática de Boca Juniors. Acto seguido, la AAF canceló seis partidos pendientes y repartió puntos en base a un criterio no especificado en los registros. No hubo descensos.

El campeonato de la AAmF, por su parte, no fue mucho más cristalino. Planificado bajo el formato de dos ruedas, todos contra todos, comenzó con 17 integrantes (los 14 de 1919, menos Sportivo Barracas que retornó a la AAF, más cuatro ascendidos: Barracas Central, Ferro Carril Oeste, Quilmes y Sportivo Buenos Aires) y terminó con 19, en función del agregado de dos equipos en medio de la competencia (los ya citados casos de Lanús y Sportivo de Almagro, que increíblemente jugaron la mitad de los partidos). Una apostilla interesante fue el caso Tigre-Vélez, que se desarrolló primero en forma amistosa por la inasistencia de los árbitros (3-4) y recién se desenvolvió oficialmente un mes después (0-6). Por otro lado, Tigre-Barracas Central (2-0) debió suspenderse a los 60 minutos a raíz de las amenazas al referí proferidas por los futbolistas visitantes. Se ignora cuándo se llevó a cabo la igualdad 2-2 entre San Isidro y Quilmes. Hubo cesión de puntos del local al visitante en cuatro compromisos: Tigre-Lanús, San Isidro-Defensores de Belgrano, Sportivo Buenos Aires-Independiente y Estudiantil Porteño-Defensores de Belgrano. Y del visitante al local, en otros siete: GELP-Sportivo Buenos Aires, Ferro-Platense, Vélez-Tigre, Lanús-Estudiantes, Quilmes-Sportivo Buenos Aires, Sportivo Almagro-Platense y Sportivo Almagro-Sportivo Buenos Aires. Adicionalmente, Atlanta ganó sin jugar contra Sportivo de Almagro, ya que este club no llegó a presentar una alineación completa. En este marco, con 25 triunfos, seis empates y tres derrotas (56 puntos), River Plate sumó su primera “estrella” amateur, secundado por Racing (54) y San Lorenzo (46). Los descensos volvieron a quedar suprimidos.

AUTOR: Carlos Balboa

Socio 12.236. Socio Refundador 2.045. Miembro de DBV. Periodista.

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